La plataforma de alquileres turísticos Airbnb afirmó que sus clientes no contribuyen a agravar los problemas de turismo de masas que afectan a algunos barrios de las ciudades, ya que al menos dos tercios se alojan fuera de esas zonas.
En un informe publicado en París a partir de los datos de ocho de los destinos más turísticos en los que tienen actividad -entre ellos Barcelona y Mallorca-, precisó que entre el 72 y el 93 % de sus ofertas se encuentran en el exterior de las áreas sometidas a una mayor presión turística.
El cofundador de la plataforma estadounidense y responsable de su estrategia, Nathan Blecharczyk, presentó el estudio en la sede de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), donde subrayó que la dispersión de los alojamientos que proponen contribuye a mitigar el fenómeno del turismo de masas en ciertos destinos.
De acuerdo con los autores del trabajo, referido a Ámsterdam, Queenstown, Venecia, Barcelona, Mallorca, Bali, Bangkok y Kioto, confirman esa tendencia las recomendaciones que hacen los gestores de las viviendas en alquiler a sus huéspedes, que también están mayoritariamente fuera de las zonas de mayor afluencia turística.
Blecharczyk añadió que los clientes de su plataforma en Barcelona gastaron el pasado año 282 millones de euros en restaurantes, 144 millones en eventos culturales, 147 millones en tiendas de la ciudad, 58 millones en ocio o 87 millones de euros en transporte urbano.
En el caso de Mallorca, 130 millones de euros quedaron en los restaurantes de la isla, 110 en otros comercios locales, 40 en eventos culturales, 20 en actividades de ocio y 60 millones de euros en transportes internos.
Airbnb indicó que un 87 % del precio pagado por el cliente va al propietario del alojamiento, ya que el 13 % restante se lo lleva la propia plataforma, de forma que esa proporción se queda en el destino.
Se trata de un porcentaje netamente inferior que en el caso de los visitantes que se alojan en un hotel (entre el 14 y el 36 % van a parar fuera de la comunidad del destino turístico). La diferencia todavía es mayor para los turistas que llegan a una ciudad en crucero.
Blecharczyk se refirió al sistema de control propio que Airbnb, junto a las otras grandes plataformas de alquiler de particulares, están proponiendo al Gobierno francés para sustituir al actual sistema de registro que se impone a los propietarios.
En París tienen que registrarse obligatoriamente con una autorización que debe servir para verificar que no alquilan su vivienda más de 120 días al año, ya que en ese caso deberían estar declarados como profesionales, con toda una serie de procedimientos añadidos.
La propuesta de las plataformas es que sean ellas las que impidan técnicamente a cualquier gestor alquilar en línea más de 120 días, pasándose los datos entre ellas, y comunicar a las autoridades la identidad de quienes intenten superar ese límite.
París es, con 65.000 direcciones, el principal mercado urbano mundial de la empresa estadounidense, que considera “desproporcionado” el registro obligatorio del Ayuntamiento.