La caravana de motoristas más grande del mundo finaliza con 14 heridos

La caravana de motoristas más grande del mundo finaliza con 14 heridos

La Caravana del Zorro, la caravana de motocicletas más grande del mundo, comenzó este domingo por la mañana su retorno de Esquipulas, al oriente de Guatemala, hacia la capital del país, con la participación de más de 25.000 motoristas y con 14 heridos.

Según estima la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres, que tiene a su cargo la gestión de los programas de prevención de la ruta, unas 42.500 personas se han visto afectadas por los problemas de movilización en la ruta por el tránsito de los motoristas.

De los 14 heridos, explicó el portavoz de la entidad de protección civil, Julio Sánchez, 10 fueron atendidos el sábado durante el recorrido, de los cuales cuatro fueron enviados al Hospital Nacional de Guastatoya y otro más al centro asistencial de Chiquimula, ambas ciudades ubicadas en el oriente guatemalteco.

Además, Sánchez aseguró que este domingo, en las primeras horas del retorno de Esquipulas -a 222,5 kilómetros de distancia de la capital- hubo tres “incidentes”; primero una colisión de dos motocicletas y luego otro que perdió el control, aunque únicamente con “heridas leves y moderadas”.

El operativo de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres se mantendrá vigente hasta las 18.00 hora local de este domingo (00.00 del lunes), cuando los viajeros hayan retornado a la capital guatemalteca o sus lugares de destino, recordó Sánchez.

Los “zorros” -como se conoce popularmente a estos conductores que viajan sobre dos ruedas- son encabezados por Edy Villadeleón, el “Zorro Mayor” y organizador del evento que alcanza la edición 58 este año, hijo de Rubén Villadeleón Porras, aquel atrevido viajero que comenzó esta tradición con amigos y que desde 2011 es Patrimonio Cultural Intangible de la Nación.

La romería partió el sábado a las 7:30 hora local (13:30 GMT) hacia Esquipulas, ubicada a 9 kilómetros de la frontera salvadoreña de Agua Caliente, con el destino de venerar al Cristo Negro, una imagen de Jesús Crucificado esculpida por el portugués Quirio Cataño en 1595.