La región autónoma del Tíbet recibió 2,46 millones de turistas en la pasada campaña invernal, lo que supuso un aumento anual del 84,2 %, informó el diario oficial China Daily, que no da detalles sobre el número de extranjeros que visitaron la región montañosa.
Con el objetivo de promover el turismo, entre el pasado 1 de noviembre y el 15 de marzo el Gobierno de la región permitió las entradas gratuitas a los principales puntos de interés del Tíbet, incluyendo el Palacio de Potala, cuyo precio normalmente asciende a 200 yuanes (30 dólares o 26 euros).
Asimismo, durante ese período todos los hoteles de la meseta tuvieron que ofrecer sus habitaciones a mitad de precio, incluso los de cinco estrellas, una rebaja que coincidió con la proliferación de vuelos más baratos desde Chengdu, la capital de la provincia de Sichuan (centro de China).
En este sentido, la tasa de ocupación hotelera de Lhasa, la capital del Tíbet, fue del 60 % este invierno, con algunos alojamientos superando el 90 %, indicó Go Khok, alcalde de la ciudad.
“Tradicionalmente, el turismo en el Tíbet sólo se disparaba entre mayo y octubre y permanecía muy parado en invierno, lo que conllevaba una menor tasa de retorno de las inversiones en infraestructuras turísticas”, afirmó.
Según el rotativo oficial, cerca de 130.000 personas -un 14,40 % de la población- viven del turismo en la capital tibetana, de las cuales cerca del 70 % son agricultores locales y pastores.
En todo 2017 llegaron 25 millones de turistas al altiplano tibetano -de alrededor de 3,3 millones de habitantes-, de los que tan solo 334.000 fueron extranjeros.
De hecho, a principios de enero el Gobierno de la región tibetana anunció un plan para facilitar el acceso de turistas extranjeros a la meseta, con el objetivo de aumentar en un 50 % sus visitas.
Además de un visado chino, los extranjeros necesitan un permiso de viaje especial para poder visitar ese territorio, un requisito que las autoridades justifican “en las tradiciones étnicas únicas del Tíbet, el patrimonio cultural, la capacidad de recepción y las necesidades de protección ecológica”.
Dicho plan se promovió después de que el pasado diciembre el Senado estadounidense aprobara una Ley de Acceso Recíproco al Tíbet a la que China se opone porque exige el acceso a la región para funcionarios, ciudadanos estadounidenses y ONG.
De acuerdo con el texto, que debe ser aprobado por la Casa Blanca para convertirse en ley, si los funcionarios chinos niegan la entrada de los estadounidenses al Tíbet, se les negará asimismo su entrada a Estados Unidos