Medusas, carabelas portuguesas, peces araña, erizos de mar e hidrozoos son las principales especies marinas venenosas que habitan en las playas españolas en verano y que pueden causar lesiones a los bañistas, ha explicado a Efe el biólogo marino Josep María Gili, quien precisa además cómo tratar cada dolencia.
Gili es uno de los participantes del Proyecto MEDUSA del Instituto de Ciencias del Mar del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, encargado de actualizar el protocolo de actuación para hacer frente a la presencia de medusas y a sus picaduras en el litoral español.
Este informe ofrece las pautas generales aplicables a estos animales marinos que viven en aguas abiertas pero “en verano son arrastradas hasta las cálidas aguas de las zonas costeras, donde causan cerca del 50 % de las lesiones que sufren las personas en las playas”, ha señalado el científico.
De aspecto gelatinoso y transparente, estos animales poseen unas células urticantes que alcanzan su máxima concentración en los tentáculos que “pueden causar lesiones tanto a nivel cutáneo como sistémico” y que suelen producirse con mayor frecuencia al contactar accidentalmente con ellas durante un baño en el mar.
Quitar los restos de medusa sin frotar, lavar con abundante agua salada y aplicar hielo seco a intervalos son las recomendaciones generales para tratar su veneno, ha sostenido el experto tras desmentir “el mito de que usar vinagre es bueno”.
El empleo de este líquido, sin embargo, “sí es un remedio efectivo frente a las picaduras de la carabela portuguesa, una especie de sinóforo de apariencia muy similar al de las medusas, cuyo contacto puede producir escozor y dolor intenso que se debe tratar con calor”, ha apuntado.
Para reducir el roce de la piel con estos animales y con ello, el efecto de su veneno, “es recomendable aplicar una abundante cantidad de crema solar sobre el cuerpo”, una medida que también sirve contra las picaduras de los peces araña, que provocan una intensa irritación local y dolor instantáneo.
El biólogo ha asegurado que la mayoría de las picaduras de estos peces, que poseen dos pequeñas espinas encima de la dorsal, se producen “al pisarlos inadvertidamente con el pie cuando están semienterrados en la arena de la playa o al desengancharlos con la mano” de un anzuelo, ya que por lo general son “bastantes sedentarios” y no suelen atacar “a menos que se sientan amenazados”.
El mejor remedio contra su picadura consiste en sumergir la zona afectada en agua muy caliente ya que las toxinas son termolábiles: es decir, se alteran por la acción del calor.
Con la mayor parte de su superficie cubierta por púas, los erizos de mar son otra de las especies que amenazan la tranquilidad de los bañistas, sobre todo si caminan por las rocas.
Para tratar las heridas punzantes producidas por estos equinodermos, “primero se deben retirar con cuidado las espinas y acudir a un médico” quien puede recomendar cremas corticoides o analgésicos.
Adheridos a las rocas, también se encuentran los hidrozoos, una especie de cnidarios con el aspecto de pequeñas plumas “que causan el mismo tipo de efectos urticantes de las medusas, cuando topamos con ellos por error”, ha afirmado el investigador.
A su juicio, el dolor es “parecido al de una quemadura” y para aliviar estos síntomas la primera actuación ha de ser “limpiar la herida con agua de mar, evitando el agua dulce” y aplicar frío y, en este caso sí, vinagre en la zona afectada.
Si el dolor persiste, “hay que acudir al médico y utilizar antiséptico para evitar infecciones y terminar con una pomada con corticoides”, ha concluido el experto.