España cuenta desde este mes de julio con una nueva iniciativa de economía colaborativa: la de la plataforma francesa Swimmy, que propone un servicio de alquiler de piscinas entre particulares.
La compañía, creada en Francia hace dos años, cuenta en el país vecino, el primer parque de piscinas particulares de Europa, con más de un millar de propietarios inscritos en su web y unos 30.000 usuarios.
La firma, fundada por Raphaelle de Monteynard, llega ahora a España, el segundo mercado más importante de Europa, con más de un millón de piscinas privadas, para facilitar el contacto entre los dueños de estas instalaciones y potenciales usuarios, para sacarles el máximo rendimiento.
La inscripción en esta plataforma es gratuita, tanto para los propietarios de piscinas como para los usuarios, explica a Efe Alexia O’Mahony, del departamento de Desarrollo de Negocio de Swimmy, que por ahora no se plantea iniciar operaciones en otros países.
En la web, los interesados en alquilar una piscina que ya estén registrados pueden encontrar una breve descripción de las instalaciones que se ofrecen, como por ejemplo las medidas del emplazamiento, si disponen de jardín, barbacoa, si aceptan mascotas o si tienen tumbonas.
El propietario puede ceder el uso de su piscina durante una hora, una tarde o incluso un día entero. Las reservas y el pago se gestionan íntegramente a través de la web.
Swimmy, que por ahora cuenta con unos mil usuarios en España y más de 50 piscinas disponibles, sigue en Europa la estela de plataformas de éxito como Swimply, que opera desde hace años en países como Canadá o Estados Unidos.
La economía colaborativa llegó a España hace años y poco a poco va extendiéndose a nuevos negocios. A Airbnb, que permite compartir viviendas; a Drivy o Blablacar, que permiten compartir coche, y a Click&Boat o SamBoat, que facilitan compartir barco, se suma ahora Swimmy, que hace posible abrir las piscinas particulares al disfrute de otros huéspedes.