Las grandes aerolíneas europeas creen que la crisis del coronavirus no será “otro 11-S” para el sector de la aviación comercial y, aunque es pronto para evaluar su impacto, confían en que la demanda global de vuelos se estabilice en las próximas semanas, siguiendo el patrón de lo que está ocurriendo en Asia.
“No creo que sea un 11-S (…). Si sigue el patrón que ha seguido en Asia, esperamos que (la demanda) se estabilice en un par de semanas. En Asia se ha estabilizado, en un nivel menor, pero es estable”, dijo este martes el consejero delegado de IAG, Willie Walsh, en la cita anual de las grandes aerolíneas europeas convocada por Airlines For Europe (A4E).
Los ataques terroristas ejecutados por Al Qaeda en Nueva York y Washington en septiembre de 2001 acarrearon pérdidas económicas sin precedentes en la aviación comercial y varias quiebras de compañías como la australiana Ansett (septiembre de 2001), la belga Sabena (noviembre de 2001) o la canadiense Air Canada (Abril de 2003).
Sin embargo, las aerolíneas que representan al 70 % de los vuelos comerciales en Europa están convencidas de que el COVID-19 es un desafío de otra naturaleza y subrayaron que el sector está preparado para gestionar crisis puntuales, por lo que sabrá reaccionar ante la pandemia.
Como consecuencia del nuevo virus, la gran mayoría de las aerolíneas europeas han cancelado sus vuelos a China, siguiendo la senda marcada por IAG, matriz de British Airways e Iberia. Entre ellas, Lufthansa, que además ha anunciado la suspensión de las conexiones con Italia, Hong Kong y Corea del Sur, mientras que otras compañías como Brussels Airlines o Ryanair han reducido sus conexiones con Italia.
Además, el impacto del coronavirus en la aviación se ha sentido con fuerza en los mercados bursátiles en las últimas semanas, con caídas generalizadas de en torno al 10 % y suelos puntuales de hasta el 20 % para firmas como EasyJet o Ryanair, si bien desde el lunes las bolsas han recobrado el optimismo.
“Hay mucha desinformación ahí fuera. Las redes sociales son un azote para idiotas. Pero el sentido común generalmente se impone en un período de tiempo moderadamente corto, dijo el fundador de Ryanair, Michael O’Leary, quien cree que la gente “se aburrirá del coronavirus” y la situación se estabilizará para Semana Santa, salvo que haya “una gran inflamación en la situación en Europa”.
“Las reservas para el período de verano son relativamente robustas por el momento”, agregó O’Leary, quien compareció en rueda de prensa junto a Walsh y con los consejeros delegados de EasyJet, Johan Lundgren; Lufthansa, Carsten Spohr; y Air France KLM, Benjamin Smith.
Todos ellos enviaron un mensaje de tranquilidad y, en línea con la demanda de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), pidieron que se flexibilicen temporalmente las reglas para la atribución de franjas horarias en los aeropuertos para paliar los efectos económicos del coronavirus en el sector.
Rechazaron, en cambio, que los Gobiernos inyecten dinero a compañías en apuros ante la caída de las ventas pues el COVID-19 “no es una excusa para que las aerolíneas débiles soliciten ayudas de Estado”.
“No creo que sea apropiado que los Gobiernos aporten ayuda financiera a aerolíneas que no eran sostenibles antes” de la crisis sanitaria, sentenció Walsh.
Más allá del impacto del coronavirus, en la cita celebrada en un hotel de Bruselas el mismo día que Bélgica elevaba a 13 el número de contagios en todo el país, y en la que se había recomendado a los asistentes no saludarse con besos ni estrechando la mano, las aerolíneas reclamaron una gestión más eficiente del tráfico aéreo e incentivos para limitar el impacto medioambiental del sector.
La implementación del Cielo Único Europeo, una iniciativa con más de veinte años de vida, pretende una gestión integrada del tráfico aéreo en la UE y que conllevaría desplazamientos más baratos, eficientes y sostenibles con un ahorro de 37.000 millones de euros anuales a la economía europea, según las aerolíneas.
Es un “escándalo” que pese a los avances del sector aéreo en las últimas décadas se vuela “por el cielo igual que hace 40 años”, cuando los sistemas de navegación eran “más básicos”, denunció el consejero delegado de AIG, quien agregó que una gestión más eficiente podría ahorrar entre 7 y 25 millones de toneladas anuales de CO2 en Europa.
“Necesitamos implementarlo, no otros 20 años hablando de ello”, señaló el máximo responsable de Ryanair.
En términos medioambientales, las compañías aéreas reclamaron una política industrial europea dedicada a los combustibles sostenibles para la aviación, responsable del 2 % de las emisiones globales contaminantes y del 3 % de las generadas en la UE, según datos de la Comisión Europea, y la implementación del sistema internacional Corsia para limitar las emisiones de CO2 del sector aeronáutico.