Las tarifas aéreas no se verán afectadas por la subida del precio del petróleo -que ha superada los 85 dólares el barril, la cifra más alta desde 2014-, al menos este invierno, según el presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), Javier Gándara.
Las tarifa aéreas “no las fijamos las compañías, sino la interacción entre la oferta y la demanda”, ha explicado Gándara en declaraciones a Efe.
Los precios de los billetes no dependen, por tanto, de los costes de una compañía, sino de la oferta y la demanda en cada ruta y parece que, en algunas, existe un exceso de capacidad esta temporada de invierno y algunas aerolíneas ya prevén para la primera mitad del año “una bajada del ingreso por asiento”, ha agregado.
En España, por ejemplo, se ha programado un 5 % más de asientos que un año antes, pero a corto plazo es difícil variar la oferta porque gran parte de esos vuelos ya está vendida.
Gándara ha recordado que el combustible suele representar un tercio de los costes de cualquier aerolínea, por lo que es bastante habitual, al menos en las más grandes y con solidez financiera, hacer contratos de compra de combustible a futuros.
Gracias a ello, el impacto de la subida del precio del combustible es menor a corto plazo, pero a medio y largo plazo, al final, una vez finalizadas dichas coberturas, incluso para las compañías que las tienen acaba teniendo un efecto en los costes.
En cambio, las aerolíneas que no disponen de coberturas, se verán afectadas por la subida del precio del petróleo a corto plazo y, dado que se trata de una industria muy competitiva, no se pueden descartar cierres de compañías.
El año pasado, incluso sin un entorno tan desfavorable de combustible, dos compañías emblemáticas como Monarch y Air Berlin dejaron de operar, “por lo que esta posibilidad siempre está ahí”, pero lo importante en la mayoría de las rutas hay dos o tres compañías compitiendo, lo que hace que volar vaya a seguir “al alcance de la mayoría de ciudadanos”.
Las compañías “tendremos que ver cómo optimizar los costes y ser más eficiencias para seguir siendo competitivas en ese entorno de precios del combustible altos”, ha indicado.
En su opinión, el mayor problema del precio del fuel es su volatilidad y, en este sentido, ha recordado que, en agosto de 2008 se había llegado a 150 dólares el barril y se auguraba que superaría los 200 dólares y, sin embargo, en diciembre del mismo año, bajó a 30 dólares.
Si el coste se incrementa, hay que ver por qué lado se puede disminuir para poder mantener los márgenes, lo que no siempre es fácil, y hacer esfuerzo para que el transporte aéreo “siga siendo muy accesible”.
En cuanto a la caída de la cotización hoy de las principales aerolíneas en las bolsas europeas, Gándara lo vincula a la rebaja de las previsiones de beneficios, como la anunciada ayer por Ryanair como consecuencia de las huelgas de su plantilla, así como por el encarecimiento del petróleo y un exceso de capacidad que, en su opinión, ha contagiado al mercado.
A su juicio, hay que mirar el comportamiento y las tendencias de la bolsa a medio y largo plazo y no a corto porque “siempre va a haber oscilaciones por mil motivos y lo que ha pasado es una respuesta a un entorno que parece ser ahora más complicado”.
“Siempre cuando los modelos de negocio sean sostenibles y robustos, como es el caso de la mayor parte de las aerolíneas, llegará el momento en el que la situación dé la vuelta y la cotización empiece a subir”, ha concluido.