Airbus considera que ha ganado “una importante batalla” en su contencioso con Boeing con el dictamen de la Organización Mundial del Comercio (OMC), y avisó de que si su rival y Estados Unidos desoyen sus obligaciones, la Unión Europea (UE) podrá aplicar sanciones de “miles de millones” de dólares.
En un comunicado, Airbus manifestó su “satisfacción” por que el Órgano de Apelación de la OMC falló en su favor y en el de la UE, al concluir que Estados Unidos ha mantenido subsidios de apoyo al fabricante aeronáutico, contrarios a la normativa internacional.
Insistió en que esa instancia ha establecido que “Estados Unidos y Boeing deben dar nuevos pasos para cumplir sus obligaciones. Desoír este requerimiento otorgaría a la UE la posibilidad de aplicar contramedidas en la importación de productos estadounidenses”.
Las estimaciones del daño sufrido por Airbus por ese dispositivo de subvenciones a Boeing se sitúan entre 15.000 y 20.000 millones de dólares.
El responsable de Airbus para este contencioso, John Harrison, insistió en que “ante este rotundo informe, seguir negando que reciben enormes subvenciones del Gobierno estadounidense es ya imposible“.
La consecuencia para Harrison es que “en ausencia de un acuerdo, Estados Unidos (EEUU) tendrá que pagar a perpetuidad miles de millones en sanciones anuales referidas a cada uno de los programas operativos de Boeing”.
La batalla entre los dos grandes fabricantes mundiales de aviones ante la OMC comenzó en 2004, cuando Boeing presionó al Gobierno de Estados Unidos para retirarse del acuerdo que había firmado en 1992 con la UE sobre las ayudas públicas de unos y otros a sus respectivas industrias aeronáuticas.
En respuesta a la denuncia de EEUU por las subvenciones a los programas de los aviones de Airbus, la UE replicó con otra demanda contra Washington por el dinero público que recibe Boeing por diversos cauces.
Airbus dijo confiar “en que esta sentencia anime a Estados Unidos y a Boeing a avanzar de forma constructiva en esta ya larga disputa y a luchar con nosotros por crear un entorno de comercio justo”.
Reiteró así su voluntad de sentarse a negociar y acabar con el riesgo de una guerra comercial. No obstante, no acepta, como pretende Washington, que los europeos retiren completamente su sistema de ayudas como condición previa.