Airbus perdió 1.362 millones de euros en 2019 -tras ganar más de 3.000 millones en 2018- debido a las sanciones de casi 3.600 millones de euros que tuvo que afrontar para evitar procesos judiciales y de una enésima provisión por su avión de transporte militar A400M y pese al récord obtenido en la venta de aparatos comerciales.
El grupo europeo anunció este jueves, al presentar sus resultados financieros, que la nueva provisión por ese avión de transporte militar que se ensambla en Sevilla es de 1.200 millones de euros, con lo que, sumada a las anteriores de este mismo programa, ya ha lastrado sus cuentas en unos 10.000 millones a lo largo de los años.
Las razones de este nuevo ajuste por el A400M, según reconoció Airbus en su comunicado, es que las perspectivas de exportarlo “son cada vez más complicadas” y que con la prohibición de venderlo a Arabia Saudí la previsión de futuras entregas se han tenido que revisar.
El pasado año se entregaron 14 unidades, conforme a lo que se había programado, pero pese a que Airbus insiste en los avances que se han conseguido y en “el establecimiento de una nueva base para el programa”, ahora no quiere anticipar una cifra para 2020.
Por si fuera poco para la plantilla española de Airbus, que en buena medida trabaja en defensa, la empresa confirmó que prepara un programa de reestructuración en esa división, en la que también están los negocios espaciales.
Con esa reestructuración de las actividades de defensa y espaciales, de la que se comunicarán más detalles a los representantes de los empleados en la reunión del comité de grupo europeo de la semana próxima, se trata de “abordar la estructura de costes y restablecer la rentabilidad hasta conseguir un margen de una cifra alta de un solo dígito”.
El hecho es que en 2019 el Ebit (beneficio neto operativo) ajustado de esa división bajó un 40 %, hasta 565 millones de euros, mientras creció un 32 % en el negocio de aviones comerciales, hasta 6.358 millones, y un 11 % en el de helicópteros, hasta 422 millones.
En conjunto, el Ebit ajustado subió un 19 %, hasta 6.946 millones de euros, pero de ahí se restaron toda una serie de cargos, empezando por la provisión del A400M y por los 3.598 millones que Airbus tuvo que pagar en Francia, Reino Unido y Estados Unidos para evitar juicios por haber utilizado en el pasado intermediarios que pagaban o prometían comisiones para conseguir contratos.
Fueron esos cargos, que restaron en total 5.607 millones de euros, los que explican las pérdidas de la empresa, que, sin embargo, no van a impedir que la dirección proponga a la junta el reparto de un dividendo (1,80 euros por acción), un 9 % superior al del pasado año, cuando se registró 3.054 millones de euros de beneficio.
Una anormalidad aparente que se explica por la generación de un flujo de caja libre de 3.509 millones de euros, un 21 % más que en 2019, y que tiene que ver con la buena marcha comercial de Airbus en los aviones de línea, en un momento en el que su rival estadounidense Boeing pasa por el peor bache de su historia.
Airbus entregó el pasado ejercicio una cifra récord de 863 aviones (800 en 2018), y eso es esencialmente lo que explica que la facturación del grupo aumentará un 11 %, hasta 70.478 millones de euros: 54.775 millones, con un alza del 14 %, correspondieron a esa división de aeronaves comerciales.
En paralelo, la compañía recibió en 2019 pedidos por un valor todavía mayor, de 81.200 millones de euros, frente a los 55.500 millones del ejercicio precedente.
Partiendo de la hipótesis de que no se modificarán significativamente las previsiones de crecimiento del tráfico aéreo, tampoco por el coronavirus, el grupo se propone entregar en 2020 en torno a 880 aviones comerciales.
Eso debería permitirle un Ebit ajustado de unos 7.500 millones de euros y un flujo de caja de aproximadamente 4.000 millones.