Airbus ganó 2.873 millones de euros en 2017, un 189 % más que en 2016, gracias al buen comportamiento de su división de aviones comerciales y pese a una nueva provisión de 1.299 millones por el programa de los aviones de transporte militar A400M que se ensamblan en Sevilla.
El resultado neto operativo (Ebit) en términos absolutos se incrementó un 52 %, hasta 3.421 millones de euros, mientras que en valores ajustados -que excluye elementos no recurrentes- subió un 8 %, hasta 4.253 millones, indicó Airbus en un comunicado.
El grupo europeo explicó, en la presentación de sus resultados, que está negociando con los países del programa del A400M “una hoja de ruta clara”, sobre la base de la declaración de intenciones suscrita a comienzos de mes, con la que confía que su “exposición residual de cara al futuro sea más limitada”.
El pasado año salieron de las cadenas de ensamblaje de Sevilla 19 de esos aparatos (habían sido 17 en 2016), una cifra que estuvo ligeramente por debajo del objetivo inicial de 20 y que, sobre todo, se reducirá significativamente este año y todavía más el próximo.
El objetivo de esa negociación es asentar un nuevo calendario de entrega a los siete países de lanzamiento del programa, que incluirá retrasos sobre la planificación precedente, pero que Airbus espera que no le acarree penalizaciones que se añadan a las provisiones que sucesivamente había tenido que inscribir en sus cuentas (2.200 millones de euros en 2016, 290 en 2015, 551 en 2014).
La empresa también tuvo que incorporar a su resultado otra carga de 117 millones, que incluye en particular la multa de 81,25 millones debido al contencioso con Austria, que le había denunciado por fraude en la compra que le hizo de cazas Eurofighter en 2003.
La facturación global de Airbus el pasado año fue de 66.767 millones de euros, una cifra estable en términos brutos, pero en alza si se tiene en cuenta que su perímetro se redujo en unos 2.000 millones.
Pese a esa disminución del perímetro, los pedidos progresaron un 17 % hasta 157.690 millones de euros, gracias al tirón del 25 % de la división de aviones comerciales (143.361 millones), que consiguió contratos para 1.109 unidades netas (731 en 2016).
En mucha menor medida contribuyó el negocio de helicópteros, con un alza del 8 % hasta 6.544 millones, mientras que la cifra de negocios de la defensa y espacio bajó un 42 % a 8.893 millones, pero en este caso debido a la salida del perímetro de consolidación de una parte del negocio.
Del total de ingresos, 50.958 millones de euros (+3,5 %) correspondieron a los aviones comerciales, de los que se entregaron 718, después de los 688 de 2016. Ese incremento de la cadencia de producción no puede ocultar los problemas que le acarreó y que le sigue acarreando el fabricante de motores Pratt & Whitney.
Si bien en 2017 se pusieron en manos de los clientes 181 aparatos de la familia A320neo, tras las 68 de 2016, el objetivo inicial era situarse en torno a 200 y la situación actual sigue rodeada de incertidumbre porque Pratt & Whitney no ha resuelto todavía el desafío técnico y de producción de sus motores.
La división de helicópteros redujo en un 3 % su volumen de negocios a 6.450 millones de euros (se entregaron 409 unidades, frente a 418 un año antes), mientras que en la de defensa y el espacio cayó un 9 %, de nuevo en razón de su perímetro más limitado.
El flujo de caja de Airbus se duplicó ampliamente al llegar a 2.949 millones de euros (tras 1.408 millones) y el grupo tenía al terminar 2017 una tesorería neta de 13.400 millones, frente a 11.100 millones un año antes.
El consejo propondrá a la junta el reparto de un dividendo de 1,50 euros por acción, que sería un 11 % más que en 2016.
Para 2018, la dirección espera entregar en torno a 800 aviones comerciales, siempre a condición de que sus proveedores de motores “cumplan sus compromisos”. Sobre esa base, su objetivo es un incremento del EBIT ajustado “del 20 % aproximadamente”