El Gobierno brasileño ha presentado un paquete de incentivos para estimular el turismo en Río de Janeiro, inmerso en una grave crisis de violencia, por medio de la creación de un calendario de eventos que amplíe la oferta más allá de las grandes citas, como Carnaval, Año Nuevo o Rock in Río.
El programa, llamado “Río de Janeiro a Janeiro”, contará con una inversión federal de 200 millones de reales (unos 64 millones de dólares) y permitirá al estado de Río añadir a su calendario eventos de cultura, negocios, deportes y ferias de diversas áreas con objeto de que sea atractiva al turismo durante todo el año.
El objetivo del proyecto, que engloba la celebración de cerca de un centenar de eventos en Río para 2018 y al que se podrán sumar más en un próximo proceso de selección, es aumentar un 20 % el flujo de turismo hasta finales del próximo año.
“Creemos que va a ser básico y fundamental para dar un gran cambio a esta situación terrible y difícil que vive en el ciudadano de Río”, dijo el ministro de la Secretaría General, Wellington Moreira Franco, en referencia a la delicada situación de seguridad que atraviesa el estado fluminense.
El paquete también incluye diversas iniciativas sociales para “rescatar a los jóvenes de la influencia del tráfico” de drogas, apuntó el ministro, con la intención de que “puedan aprovechar en sus comunidades esos eventos”.
“Es urgente la generación de empleo y renta” en Río, una de las principales “puertas de entrada” al país, agregó Moreira Franco.
La presentación se produjo en el Parque Olímpico, que alberga estos días el Rock in Río, el mayor festival de América Latina, y a ella acudieron varios ministros y autoridades del gobierno regional.
El ministro de Cultura, Sérgio Sá Leitao, dijo que la medida es un “antídoto para la crisis” de Río, especialmente afectado por “la crisis”.
“No podemos sucumbir ante la crisis económica, fiscal o de seguridad pública. (…) La creación de ese calendario es una excelente noticia. Estamos apuntando a la superación de la crisis para que Río retome su papel”, expresó.
La crisis de violencia en la región, desatada tras los Juegos Olímpicos de 2016, obligó al presidente Michel Temer a autorizar el envío de unos 10.000 miembros de las Fuerzas Armadas para reforzar la seguridad en la región, con la perspectiva de que permanezcan allí hasta finales de 2018.
Sin embargo su presencia no ha espantado del todo a las bandas de narcotraficantes que luchan en algunas favelas por el control del tráfico de drogas.
En la Rocinha, la mayor favela de Río, facciones rivales protagonizan intensos tiroteos desde hace una semana que han obligado a cerca de mil miembros del Ejército a ocupar esa comunidad para normalizar la situación.
En distintos operativos junto con la Policía, tres supuestos traficantes fueron abatidos en la víspera, otros nueve detenidos, además de haber decomisado más de diez fusiles, abundante munición y granadas caseras.
En lo que va de año, según asociaciones de la sociedad civil, en todo el estado de Río de Janeiro se han registrado unas 4.000 muertes en actos de violencia, entre las víctimas hay más de cien policías asesinados y alrededor de 630 personas que perdieron la vida por las llamadas balas perdidas.
Declarado en estado de “calamidad financiera” (quiebra), el estado de Río de Janeiro afronta actualmente una de las mayores crisis económicas de su historia agravada por los numerosos escándalos de corrupción que han llevado a prisión a dos de sus últimos gobernadores.
La crisis ha provocado una menor presencia policial en las calles, un empobrecimiento general de la población y la puesta en marcha de un duro plan de recortes en el gasto público.
