Si quieres vivir una experiencia onírica y sentirte el protagonista de un cuento de hadas, no dejes de ir a Kioto y sumergirte en su hermoso bosque de bambú Arashiyama. Te cautivarán sus enormes a la vez que esbeltos árboles y vivirás una experiencia única que no podrás olvidar.
Ubicado a pocos kilómetros del centro de Kyoto, la que fuera la capital de Japón durante más de mil años, muy cerca del río Hozu, y es uno de esos hermosos y frondosos bosques que nos tele-transportan a un mundo fantástico, creando un paisaje único que parece irreal. Está considerado una de las principales atracciones turísticas de esta zona de Japón, y uno de los rincones más inspiradores y fotografiados del país del sol naciente.
Caminar por Arashiyama recrea un espectáculo de ensueño. Un sinuoso sendero iluminado se abre ante ti entre imponentes bambús, que alberga monos y tiene vistas al río. La brisa mece los troncos originando un suave y relajante murmullo que ha sido considerado por el gobierno japonés uno de los cien que se deben preservar en Japón.
Durante el período Heian (794-1192), último período clásico de Japón cuando la cultura, el arte, la poesía y literatura estaban en su apogeo, Arashiyama era lugar favorito para los paseos de la corte imperial y la nobleza japonesas. Aún conserva vestigios de aquella época.
El bosque alcanza su máximo esplendor durante la época del hanami primaveral del cerezo, así como en otoño, cuando los espectaculares arces lo cubren todo de tonos rojos. Siendo también recomendadas la fiesta de la luna llena, ir de crucero por el río Hozu, en barcas tradicionales a través de impresionantes aguas rápidas.
El bosque de unos 700 metros de recorrido, atesora una increíble belleza natural con su verdor, y bambús vigorosos, a la que se suma un pequeño templo llamado Tenryu ji, declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, y cuyo jardín zen que fue diseñado por Muso Soseki en el siglo XVII, es uno de los más famosos de Kioto situado alrededor de un estanque rocoso. Se trata de un edificio del siglo XIV, rodeado de preciosos jardines
Los japoneses utilizan el bosque para entrar en contacto con la naturaleza y desestresarse. El entorno es ideal para buscar la armonía entre miles de bambús que se mecen con la brisa, produciendo sus hojas y su crujido, un sonido que te lleva a una atmósfera mágica.
Las vallas junto a los caminos se hacen de las ramas de los tallos de los bambús caídos, algo que era muy habitual en las principales islas de Japón.
El bambú es una planta gramínea en forma de caña. Es originaria de la India, con 65% de la producción mundial de bambús, considerándose el primer productor mundial. Es un recurso muy valioso que aporta las necesidades básicas de alimentos, techo, vestimenta, transporte, combustible y medicina de casi el 40% de la población mundial. Con razón se le llama el oro verde de los pobres.
Ciertas especies de esta planta pueden crecer hasta un metro en 24 horas. Antiguamente se albergaba la creencia de que los bambús crecían tan rápido gracias a las propiedades mágicas de este vegetal. Hoy día la ciencia ya ha demostrado el mecanismo fisiológico que hace que el bambú creciese de esa forma rápida.
La entrada al bosque es gratuita. La manera más fácil de llegar es en autobús en un viaje que dura 45 minutos, bajando en Nonomiya. En el área se encuentran otros atractivos turísticos como el puente Togetsukyo, el parque de los monos de Iwatayama, y la estación del tren romántica de Sagana, además de templos, santuarios y jardines que harán que te empapes de la esencia de la cultura nipona.