Australia y Nueva Zelanda anunciaron hoy el cierre de sus fronteras a todos los extranjeros, a excepción de aquellos que tengan la ciudadanía, residencia o sean familiares cercanos de estos.
El cierre de fronteras en Australia entrará en vigor a partir de las 21.00 hora australiana (10.00 GMT) del viernes 20 de marzo, mientras que Nueva Zelanda, que también exceptúa a los trabajadores sanitarios y humanitarios, pondrá en vigor la prohibición a partir de las 23.59 de hoy (10.00 GMT del jueves).
El primer ministro australiano, Scott Morrison, dijo en una rueda de prensa en Camberra que la medida ha sido coordinada con su homóloga neozelandesa, Jacinda Arden, que también anunció la medida en una comparecencia televisada en el Parlamento en Wellington.
Australia y Nueva Zelanda ha prohibido las salidas de sus ciudadanos al exterior, además de imponer desde el fin de semana pasado el confinamiento obligatorio por 14 días de toda persona que ingresa al país.
“Actualmente alrededor del 80 % de los casos (de COVID-19) que tenemos en Australia son resultado de alguien que ha contraído el virus en el extranjero o alguien que ha tenido contactos directos con alguien que ha regresado del extranjero”, comentó Morrison.
Las restricciones de viaje en Australia y Nueva Zelanda, que han anunciado multimillonarios paquetes de estímulo para evitar la recesión, han causado un gran estrago en las aerolíneas de ambos países en donde los vuelos internacionales de sus aerolíneas banderas han sido suspendidos en su totalidad o casi por completo.
El mandatario australiano también destacó las medidas anunciadas más temprano por el Banco Australiano de la Reserva (RBA, siglas en inglés) de rebajar los tipos de interés de 0,5 a 0,25%, situándolo en un bajo histórico, así como otras relativas a la liquidez, los bonos del gobierno y el acceso a los créditos.
La misma medida fue anunciada esta semana por el Banco de la Reserva de Nueva de rebajar los tipos de interés a 0,25 %.
En Australia casi 600 personas han sido infectadas por el COVID-19, de las cuales seis han muerto, mientras Nueva Zelanda tiene 28 casos.