¡Ya tenemos una razón gastronómica para viajar! La escuela culinaria vasca de España dio a conocer en Nueva York los diez finalistas al premio Basque Culinary World Prize 2018 con el que cada año reconocen a chefs por sus innovaciones en diversos campos, que van más allá de la cocina.
En su tercera edición de este año se recibieron 140 nominaciones, más que en los pasados premios con 100 y 120 candidatos, y por primera vez hubo representación de los cinco continentes, dijo a EFE, Joxe Mari Aizega, director general del Basque Culinary Center (BBC) que concede el premio junto con el Gobierno Vasco.
Perú, con Karissa Becerra y Virgilio Martínez, y EE.UU. con Anthony Myint, Caleb Zigas y Matt Orlando, lideran la lista de nominados, que dio a conocer Mari Aizega en el restaurante Cosme, del conocido chef mexicano Enrique Olvera, uno de los miembros del jurado.
El español Marc Puig-Pey; el congoleño Dieuveil Malon; la turca Ebru Baybara Demir; la noruega Heidi Bjerkan, y el australiano Jock Zonfrillo completan la lista de candidatos al Basque Culinary World Prize 2018 que reconoce a chefs impulsores de iniciativas transformadoras en campos como la biodiversidad, la innovación, la sostenibilidad, la investigación, la educación alimentaria o la salud.
El ganador se dará a conocer el 24 de julio en Modena (Italia), evento que tendrá como anfitrión al cocinero italiano Massimo Bottura, que alcanzó recientemente el primer puesto de la lista 50 Best World con su Osteria Francescana.
Joan Roca, que sigue a Bottura en esa famosa lista de los mejores restaurantes del mundo con El Celler de Can Roca, en Gerona, presidirá el jurado, que integrarán además el peruano Gastón Acurio, la francesa Dominique Crenn y el japonés Yoshihiro Narisawa, además de Olvera y Bottura, todos del Consejo Internacional del BCC.
“Este año por primera vez hubo representantes de África y Oceanía”, dijo complacido Aizega y recordó que hace cinco años surgió la idea del premio.
Aizega destacó además a EFE que durante muchos años ha habido un proceso de apertura en el que los chef comenzaron a colaborar con otras disciplinas, con la ciencia y con artistas, “al principio para su cocina, lo que supuso una libertad, apertura, una creatividad y en esa apertura fueron conectando con gentes y oportunidades” fuera de su restaurante.
“Vivimos en un momento en que el chef representa una sensibilidad por la buena cocina y como vemos que hay tantas amenazas a esto, al final es dar un paso y vincularse y comprometerse con el entorno”, afirmó.
“A nivel general, social, la gente sigue viendo a un chef como alguien que está en una cocina, en un restaurante, pero la realidad es que hay muchos ejemplos de que eso no es así y eso es lo que quiere promover este premio”, afirmó Aizega.
Aseguró que elegir los diez finalistas, entre los 140 de 40 países, ha sido algo “muy difícil” porque todos están haciendo cosas importantes “y queremos demostrar que esto (los aportes de los chefs) no es una cosa de Latinoamérica o Europa”.
“Es algo que pasa en todo el mundo y es importante porque hará que nuevos cocineros se incorporen a este movimiento”, afirmó.
El viceconsejero de Agricultura, Pesca y Política Alimentaria del Gobierno Vasco, Bittor Oroz, dijo a EFE que apoyan el proyecto porque es una contribución del País Vasco al mundo.
“Tenemos una gastronomía muy implicada en nuestra sociedad y reconocimiento exterior con un montón de chefs y un ecosistema muy vinculado a la producción alimentaria”, dijo.
“Nos faltaba un ámbito en el cual pudiésemos dar a la gastronomía esa capacidad transformadora y la pudiéramos plasmar en la mesa. La gastronomía tiene una capacidad transformadora brutal. Sólo la relación que tiene con los humanos a la hora de alimentarse es muy grande y la de llegar a toda la humanidad, y hay muchos chefs con proyectos” en diversos ámbitos que querían vincular con la marca país y valores del pueblo vasco, indicó.
La venezolana María Fernanda di Giacobbe y la colombiana Leonor Espinosa, ganaron el premio en 2016 y 2017, la primera por sus proyectos con los que logró articular una red de educación, investigación y desarrollo en las comunidades rurales productoras del cacao criollo, y la segunda por su trabajo a favor de los indígenas y la biodiversidad. EFE