Después de seis meses cerrada para recuperarse de los excesos del turismo masivo, la isla filipina de Boracay reabrió sus puertas y comenzó a recibir visitantes extranjeros con nuevas normas que prohíben beber alcohol y fumar en la playa o colocar hamacas y sombrillas.
Los primeros turistas comenzaron a llegar a primera hora de la mañana al puerto de Cagban, donde atracan los barcos que transportan a los pasajeros que llegan a los aeropuertos cercanos de Caticlan o Kalibo.
Allí los visitantes fueron recibidos con un nuevo cartel para hacerse selfis con una imagen de grandes dimensiones de la playa Puka y la palabra Boracay en letras gigantes, estructura que se desveló hoy en la ceremonia oficial de reapertura de la isla.
Al acto asistieron la secretaria de Turismo, Berna Romulo-Puyat; el de Medio Ambiente, Roy Cimatu, así como autoridades locales y representantes del sector turístico; marcado por la ausencia del presidente Rodrigo Duterte, que ordenó hace seis meses el cierre la isla convertida en una “cloaca” según sus palabras.
“Boracay ha sido una lección sobre cómo equilibrar el desarrollo y proteger el medio ambiente. Las lecciones aprendidas aquí no son solo para Boracay sino también para los otros destinos de nuestro hermoso país”, afirmó Puyat.
Para evitar una nueva masificación de turistas, se ha limitado la capacidad de la isla a 19.200 turistas a la vez y cada día no podrán entrar más de 6.400.
En la nueva Boracay está prohibido fumar o beber alcohol en la playa, colocar hamacas y sombrillas, hacer hogueras o castillos de arena, la venta ambulante o los servicios de masajes.
Además los deportes acuáticos sólo se pueden practicar más allá de los 100 metros desde la orilla y las famosas fiestas nocturnas en la playa, que tantos visitantes atraían, han sido vetadas.
Para vigilar el cumplimiento de las nuevas normas, se ha reforzado la presencia policial con más de 400 agentes en la isla y cinco estaciones de policía, además de haber formado a más de 2.000 personas civiles, la mayoría trabajadores del sector turístico, que ayudarán a hacer cumplir las regulaciones.
De los casi 600 hoteles que había en Boracay antes del cierre, hoy, en el día de la reapertura, sólo están operativos 157, que suman 7.308 habitaciones, que cumplen a rajatabla los nuevos requisitos para operar en la isla.