Una asociación de pequeños productores en Ilha Grande, una isla frente al litoral del estado brasileño de Río de Janeiro, incluyó a Brasil en la lista de países que producen comercialmente las apreciadas vieiras, los moluscos de mayor tamaño en una familia que incluye ostras y almejas.
Con una producción de unas 60 toneladas al año en fincas marinas, los 15 miembros de la Asociación de Maricultores de la Bahía de Ilha Grande (Ambig) consiguieron que los restaurantes de Sao Paulo y Río de Janeiro sustituyeran las vieras congeladas importadas de Chile por productos frescos brasileños.
La asociación también convirtió a Ilha Grande en el mayor polo de producción en Brasil de este molusco bivalvo de la familia de los pectínidos que los franceses conocen como ‘coquille Saint Jacques’, los italianos como ‘conchiglia di San Giacomo’ y los ingleses como ‘scallop’.
Su carne blanca y deliciosa es muy apreciada en los restaurantes de alta culinaria y crece protegida por una concha de dos valvas representada en el Nacimiento de Venus de Botticelli y conocida como el símbolo de los peregrinos de Santiago de Compostela.
Además de conseguir un nivel comercial de producción, la Ambig está a punto de obtener el registro de Indicación Geográfica, una modalidad de Denominación de Origen que le dará un sello propio y apreciará aún más las vieiras de Ilha Grande.
Tal sello garantizará la peculiaridad de su origen y que su producción es orgánica, artesanal y sustentable.
“Tras 21 años como asociación podremos estandarizar la producción y conseguir la indicación geográfica. Será un reconocimiento de notoriedad que nos ayudará a divulgar y vender mejor. Esperamos que el Instituto de Propiedad Industrial nos la otorgue a comienzos de 2019”, afirmó a Efe Carlos Kazuo Tonack, presidente de la Ambig.
Kazuo, propietario de la hacienda Costa Verde, explicó que la asociación inicialmente fue concebida para dar una alternativa a cientos de pescadores que se quedaron sin empleo en Ilha Grande tras el cierre de decenas de productores de sardinas en la región por la sobreexplotación de esta especie.
“Antes éramos pequeños productores que ofrecíamos el producto a los turistas que venían a Ilha Grande, pero hace unos 8 años surgieron maricultores con otro pensamiento que se propusieron abastecer los restaurantes de Sao Paulo y Río de Janeiro”, agregó.
Según Kazuo, para ello fue necesario producir a una escala mayor, ofrecer un precio competitivo y comenzar a competir con Chile, que inunda Brasil con una gran cantidad de vieiras a precios más baratos pero congeladas.
“Para competir con Chile ofrecimos un producto de otra especie, con un sabor diferente, y fresco. Conseguimos entregar las vieiras frescas el mismo día en que son consumidas y eso nos permitió ganarnos poco a poco el mercado”, dijo.
“Conseguimos sustituir las vieiras que importaban de Chile los restaurantes más sofisticados, que exigen el producto fresco, pero en los supermercados, en los que se ofrecen congeladas, aún vale la pena importar las chilenas”, afirmó.
Los socios de Ambig pueden criar unos 500.000 vieiras por ciclo en cerca de 1.400 “linternas japonesas”, como son conocidas las jaulas con entre 10 y 15 pisos en los que se colocan según su tamaño y que se sumergen, entre 10 y 14 metros de profundidad, dependiendo de la temperatura de agua deseada.
La Ambig nació impulsada por el Instituto de Ecodesarrollo de la Bahía de Guanabara, una institución estatal que cuenta con un laboratorio con capacidad para producir 20 millones de “semillas” de vieiras al año pero que, por la baja capacidad de los maricultores, sólo produce 3 millones de “semillas”, parte de las cuales es lanzada al mar para garantizar la reproducción de la especie.
La Nodipecten nodosus, una de las pocas de interés comercial entre las 16 especies de vieiras conocidas en el litoral brasileño, tiene un rápido crecimiento en la bahía de Ilha Grande gracias a las condiciones ideales de clima y oceanografía, a que la temperatura promedio del agua en la superficie es de 25 grados centígrados y a la buena calidad de sus aguas