Una de las rutas más populares a la hora de conocer Europa es realizar un recorrido por el trío de capitales formado por Praga, Viena y Budapest. Esta última, capital de Hungría es mucho mayor en tamaño y ofrece múltiples lugares de interés histórico. Conocer Budapest le requerirá al viajero varios días pero si no se tiene demasiado tiempo siempre pueden optar por visitar una selección de lo mejor de la ciudad.
Nuestra visita debe comenzar por el Parlamento Húngaro cuya fachada es una de las más representativas de la capital. Se trata de una construcción finalizada en 1902 y que es uno de los más elegantes edificios neo-góticos de Europa. La única forma de visitarlo de forma completa es a través de un tour guiado siempre y cuando no haya sesión parlamentaria. La entrada principal está inspirada en las Casas del Parlamento de Londres y está custodiada por dos enormes esculturas de leones. A partir de ahí incontables espacios y tesoros se abren a nuestro paso. La escalera principal, cubierta de alfombra roja, ofrece una primera impresión sobrecogedora que continúa al visitar la sala de la cúpula (con diversas estatuas de los reyes de Hungría) o la antigua cámara alta.
La Basílica de St. Stephen, visible desde toda la ciudad gracias a sus 96 metros de altura, es el edificio religioso más grande de Hungría, llegando a albergar a 8.500 personas. Su cúpula neo-renacentista decorada con mosaicos, el altar principal y una amplia colección pictórica son algunos de sus atractivos.
El Castillo de Buda o el Palacio Real es otro de los reclamos turísticos más populares. Es la antigua residencia de los reyes de Hungría y ahora alberga la biblioteca Széchenyi, la Galería Nacional Húngara y el Museo de Historia. De noche, iluminado junto al Puente de las Cadenas proporciona una de las vistas más bonitas de la ciudad.
Y para conocer la turbulenta historia del país nada mejor que una visita al Museo Nacional Húngaro que representa su trayectoria hasta 1990. Es uno de los palacios clasicistas más bonitos de Hungría mientras que su interior se encuentra repleto de columnas de mármol y pinturas que recubren las paredes.
Los amantes de la música disfrutarán con una visita a la Ópera de Budapest construida en 1884 y que hoy en día sigue siendo una de las mejores del mundo arquitectónicamente. Se trata de una obra de arte renacentista que merece la pena recorrer. Otra opción es asistir a una obra de ópera o ballet ya que sus precios, incluso en las mejores butacas, son económicos.
Y después de tanto paseo seguro que nos apetece relajarnos. Una de las mejores actividades para ello es un crucero panorámico por el Danubio, existen múltiples opciones que incluyen desde un refresco hasta una cena bufet.
Para completar la desconexión nada mejor que un baño. Budapest fue nombrada la Ciudad de los Balnearios en 1934 ya que cuenta con 118 fuentes naturales y artificiales. El más conocido es el Balneario Gellert construido en 1927 y cuyas instalaciones conservan un cierto aire de antigüedad. Cuenta con baños y piscinas interiores, exteriores, cafetería y restaurante.