Hasta hace noventa años, sólo los emperadores y su séquito podían pasear de noche por la icónica Ciudad Prohibida de Pekín. Pero este año, durante dos noches consecutivas, los chinos de a pie tienen la oportunidad de sentirse como uno más de la corte.
En coincidencia con el Festival de los Faroles, que da fin al Año Nuevo Chino, el Museo del Palacio, más conocido como la Ciudad Prohibida, anunció el pasado sábado la ampliación de su horario de visitas por primera vez en 94 años para este martes y miércoles.
Es, además, la primera vez que luces y faroles decoran la antigua residencia imperial, un lugar en el que hay que reservar varias horas para conocer todos los misterios que rodean a las poderosas dinastías de emperadores que gobernaron el inmenso territorio chino.
“Es la primera vez que veo la Ciudad Prohibida de noche y estoy muy emocionada. Es el orgullo de Pekín y era inimaginable que un día pudiese abrir por la noche”, comenta a Efe Zhou Yu desde la Puerta del Mediodía, acceso privado de los emperadores donde nadie más tenía autorización y que esta noche ha recibido la visita de miles de turistas equipados con cámaras de último modelo y paloselfis.
“Un poco más a la derecha, espera, espera un poco más… listo”, prorrumpe una chica ávida por retratar a su amiga con la mejor instantánea del mítico edificio iluminado al fondo.
“El Museo nos ha dado muchas emociones en los últimos años, con actividades que no nos ni podíamos ni imaginar”, añade la pequinesa Zhou, quien asegura sentirse una privilegiada por estar presente en el lugar.
Y es que la expectación por esta actividad, bautizada como “Paseo nocturno por el Museo del Palacio”, ha sido tal que las 80.000 entradas que se pusieron a la venta durante el pasado fin de semana se agotaron en apenas unos minutos, según informó este lunes el rotativo China Daily.
La página web para hacer las reservas se bloqueó debido a la avalancha de visitas y, según la agencia de noticias China News Service, se han estado revendiendo en el mercado negro por hasta unos 4.000 yuanes (unos 590 dólares, 522 euros) el boleto.
El evento se ha convertido en uno de los temas candentes de Sina Weibo, el equivalente chino de Twitter, donde los temas relacionados han registrado más de 350 millones de visitas, con muchos usuarios quejándose de la imposibilidad de adquirir una entrada.
También hoy muchos se han acercado a la exhibición “Celebración del Festival de la Primavera en la Ciudad Prohibida”, que combina los esfuerzos de más de cien comisarios para mostrar, hasta el próximo 7 de abril, un total de 885 reliquias culturales de la dinastía Qing (1644-1911) en torno al tema del Año Nuevo Lunar.
Esta exhibición caleidoscópica, que abarca desde rituales imperiales hasta entretenimiento y banquetes, complementa las tradiciones festivas de las reuniones familiares durante estas fechas y ofrece deseos de buena salud y fortuna.
En el recorrido figuran también los distinguidos Salones de la Suprema Armonía, lugar predilecto de los emperadores chinos para sus celebraciones más fastuosas o el Salón de la Normas del Buen Gobierno, donde se guarda casi intacto un trono imperial dorado alzado sobre la figura de dos elefantes.
Pero el gran protagonista de la noche fueron los faroles, exhibidos en múltiples formas y variantes y que constituye una de las tradiciones compartidas tanto por la corte real como por el pueblo desde que emergieron durante el reinado del Emperador Qianlong, a finales del siglo XVIII.
Entre ellos figura el “farol del cielo”, que debe estar encendido toda la noche para ahuyentar a los malos espíritus, y el “farol de la longevidad”, que se decora con una pantalla esculpida en la parte superior y serpentinas colgando por los lados.
Salvo en una ocasión especial y con accesos restringidos en 2015, el legendario monumento nunca había abierto sus puertas al público en horario vespertino desde que se convirtió en museo en 1925, y jamás lo había hecho con una iluminación exclusiva.
Ubicada al norte de la famosa plaza de Tiananmen, la Ciudad Prohibida fue el palacio imperial de China de 1420 a 1911 y es uno de los puntos turísticos más frecuentados en China, con más de 14 millones de visitantes cada año.
El complejo arquitectónico fue incluido en 1987 en la lista de lugares Patrimonio Mundial de la UNESCO y alberga la mayor colección de estructuras realizadas en madera que se preservan en el mundo.