Los mayas, herederos de una de las grandes culturas prehispánicas del México antiguo, han recibido hoy al año “Semilla”, 5.125 de su cosmogonía, celebrando un ritual que coincide con la fecha de inicio de su rebelión ante el dominio de los criollos y mestizos en Yucatán.
Un ritual de fuego nuevo a cargo de seis sacerdotes marcará el fin del año “Guacamaya de fuego con rostro solar” y el comienzo del “Semilla, renacimiento en el maíz y la ceiba”, según explicó Eduardo Rivera Coss, director del Proyecto Baktún, organización que promueve la ceremonia.
La transición anual de la cultura maya tiene como epicentro la comunidad de Tihosuco, en el actual estado de Quintana Roo, aunque también se festeja en Mérida, capital del estado mexicano de Yucatán.
“La ceremonia es sencilla pero simbólica; el encendido del fuego lo hace el sacerdote en compañía con otros que invocan al ‘cargador del tiempo’, un dios que regirá el clima en la naturaleza para saber cómo van a llegar sus cosechas”, explicó Rivera Coss.
Detalló que la fecha fue decidida por sacerdotes mayas, quienes tras el fin de ciclo que marcó el año 2012, decidieron que a partir de 2015 se reiniciara la cuenta del tiempo maya que quedó interrumpida desde la Conquista de México por los españoles en 1521.
El consenso fue alcanzado por los sacerdotes con base en los escritos del fraile español Diego de Landa, en lo que constituye una “decisión de rescate histórico”, aseguró Rivera Coss.
Conocido por destruir decenas de códices mayas y autor de la “Relación de las cosas de Yucatán” (1566), Fray Diego de Landa marcó el 16 de julio como principio del año maya, pero los sacerdotes consideraron que él se valió del calendario Juliano y, con base en el Gregoriano, ajustaron la fecha al 26 de julio.
Abonó en su decisión el hecho de que este día coincidiese con el estallido de la Guerra de Castas en Yucatán, como es conocida la confrontación étnica que los indígenas mayas tuvieron con los blancos (criollos y mestizos) que los dominaban y que se prolongó hasta 1901.
“Semilla, renacimiento en el maíz y la ceiba”, toma como base el calendario Haab, uno de los dos que, con el Tzolk’in, se utiliza en la cosmogonía maya.
Reconocidos por su conocimiento astronómico, los mayas se valían de ciclos recurrentes basados en los movimientos del Sol, la Luna y los planetas para medir el tiempo en unidades que llamaban con palabras las baktún (su unidad más larga), uinal (mes) y k’in (día) además de los calendarios Haab y Tzolk’in.
Rivera Coss refirió que conforme a su cosmogonía, la cultura maya ha tenido cinco etapas -actualmente vive la quinta-, y se lleva la cuenta desde su primera existencia, según la cual actualmente comenzará el equivalente al año 5.125 desde la creación.
Los calendarios Haab y Tzolk’in eran usados por los mayas para medir el tiempo junto con uno conocido como de “cuenta larga”, que los incorporaba y que les permitía llevar una cronología de eventos mitológicos e históricos.
La cultura maya floreció en el sureste de México, en los estados de Yucatán, Tabasco y Chiapas, además de Guatemala, Belice y Honduras a partir del 2.000 a.C. en su periodo Preclásico, del 200 a.C al 900 d.C. en el Clásico, y del 950 al 1539 d.C. en el Postclásico.
Al tiempo que comienza el año 5.125 maya, la cultura hebrea prepara para septiembre el 5.778 desde el Génesis, y los musulmanes viven el 1.438 de su calendario que comenzó en el 622 de nuestra era cuando el profeta Mahoma huyó (Hégira) de La Meca a Medina.