España suma un nuevo tres estrellas Michelin, y son once, con Dani García Restaurante (Marbella, Málaga) en la Guía Michelin España & Portugal 2019, que se presentó ayer en Lisboa y que también otorga la segunda estrella a cuatro restaurantes y la primera a 25.
Los nuevos “biestrellados” son Cocina Hermanos Torres en Barcelona, de los mediáticos gemelos Sergio y Javier, que conservan así la calificación lograda en el ya cerrado Dos Cielos; El Molino de Urdániz en Urdaitz (Navarra); Ricard Camarena Restaurant en Valencia y Alma (Lisboa), por lo que esta categoría asciende a 31 restaurantes.
Veinticinco logran su primera estrella en Madrid (la que más consigue en esta categoría, cinco), Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana, País Vasco, Castilla La Mancha, Castilla y León, Galicia, La Rioja y Aragón, además de en Sintra, Bragança y Guimarães en Portugal, de forma que la guía contempla 190 establecimientos con esta categoría.
A pesar del nuevo “triestrellado” de Michelín, España se mantiene en los once en esta categoría -ninguno en Portugal- por el cierre el pasado octubre de Sant Pau, de Carme Ruscalleda en la provincia de Barcelona.
El marbellí Dani García, con más de 20 años en la profesión, se convierte en el primer “triestrellado” de Málaga y en el segundo de Andalucía -el año pasado la consiguió Aponiente (Cádiz)- gracias a una cocina contemporánea que bebe de la tradición andaluza.
De los hermanos Sergio y Javier Torres destacan los inspectores que han integrado los fogones en la experiencia culinaria del comensal al convertir su restaurante en “una gran cocina abierta con mesas”, y de David Yárnoz, que “a base de talento y personalidad desarrolla una cocina creativa que exalta los productos de proximidad de Navarra” en Molino de Urdániz.
Sobre el “original” restaurante Ricard Camarena de Valencia, que se mudó al Bombas Gens Centre d’Art, alaban una cocina con predominio vegetal gracias al trabajo que desarrolla con agricultores de su entorno.
En Portugal, Henrique Sá Pessoa, de Alma, ubicado en el lisboeta barrio de Chiado, les ha “cautivado” con una propuesta “muy técnica, divertida y repleta de matices”, con bocados que les han llevado a “viajar en el tiempo y en el espacio” porque se arraigan en la tradición e incorporan sabores de otras latitudes.