Ya queda muy poco para que puedas activar el aire acondicionado del coche mientras que te tomas los cereales en casa. Del mismo modo que es casi una realidad que puedas activar el horno en casa desde el coche mientras que buscas aparcamiento en el barrio. Es un futuro absolutamente cercano…
La unión entre la industria del automóvil y las tecnologías de la información y la comunicación son un hecho, una realidad sustentada en una larga carrera de estudio y desarrollo, y todo un presente con un prometedor futuro.
Los avances en este campo han modificado el concepto de coche para considerarlo, además de un medio de transporte, un dispositivo electrónico más que se integra en las redes de comunicación.
En la actualidad, el automóvil conectado permite acceder a las aplicaciones móviles a través de su propia consola: música, correo, geolocalización, navegación, sistemas de entretenimiento…
Superado este concepto, quedaba una asignatura pendiente para la industria del motor, la unión entre el coche y el hogar. Entendiendo este primero no sólo como un dispositivo con acceso a Internet, sino como un elemento más dentro del Internet de las cosas, incorporándose a la red inteligente de objetos que, gracias a técnicas domóticas, permiten que se comuniquen entre ellos.
Los datos y los estudios avalan este dibujo de nuestra sociedad, ya que se estima que habrá 700 millones de coches conectados a la red en el año 2.022.
La domótica ha salido de las viviendas para entrar en el coche, permitiéndonos acceder a nuestro hogar sin mover las manos del volante, a través de la voz, y a la inversa, activar funciones del automóvil desde el interior de la casa, sentados o sentadas cómodamente en el sofá.
Será posible conectar el robot de la limpieza, encender la lavadora, el lavavajillas o la calefacción, activar o desactivar los sistemas de seguridad, apagar las luces que olvidamos o abrir el garaje. Ver quién está llamando a nuestra puerta, abrirle mientras conducimos y hablar con él gracias al “manos libres” del coche.
E incluso observar lo que ocurre en el jardín de nuestra casa. Y todo ello sin apartar los ojos de la carretera y las manos del volante, controlando todas las tareas desde el mismo salpicadero del vehículo.
Un buen ejemplo del coche domótico es la BUDD-e. Este monovolumen eléctrico e hiperconectado es la materialización del concepto de automóvil del futuro, pues modifica completamente el concepto de conducción.
Con él, el grupo Volkswagen pretende dotar al usuario de las mismas prestaciones de conectividad que si estuviese en su casa. Esta y muchas otras tecnologías se darán cita el año que viene en el salón del automóvil de Barcelona, siendo uno de los mayores focos de innovación y tecnología sobre cuadro ruedas del planeta.