Viajar es una de las actividades más placenteras. Y los motivos para hacerlo son muchos. Conocer culturas distintas, actividades de ocio o deporte, desconectar de la rutina y sanar el alma….hay tantas razones como viajeros. Pero a veces el viaje va más enfocado a una regeneración más interna, a una sanación del alma. Así lo refleja Julia Roberts en la película ‘Come, reza, ama’ que narra el encuentro consigo misma a través de un apasionante viaje por Italia, India e Indonesia.
Cualquier destino puede ser apto pero evidentemente este tipo de escapadas huye de grandes, masificadas y ruidosas ciudades.
Veamos algunas sugerencias. Empecemos por aquellos que se inclinan por un turismo espiritual y religioso, que afecte al alma. Una de sus rutas ideales es la ‘Ruta de los Santos’ en Italia. Este viaje incluiría una visita a Roma, el municipio del valle de Aniene, Subiaco, un centro de altísimo interés religioso y artístico y cuya abadía benedictina se remonta a los inicios del siglo VI. Recomendamos para el hospedaje Monastero Benedettino di Santa Scolastica.
Una segunda parada la realizaremos en la localidad de Cassino, célebre por ser el lugar donde Benito de Nursia estableció su primer monasterio, alrededor del año 529. El siguiente destino será en San Giovani Rotondo que recibe alrededor de 7 millones de peregrinos anualmente y cuya fama se basa en la figura del Padre Pío un sacerdote capuchino al que se le atribuyen dones sobrenaturales y que fue santificado en 2002.
No puede faltar una parada tampoco una parada a la ciudad medieval de Asís, lugar de nacimiento de San Francisco y que ha sido reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se trata de un conjunto arquitectónico y cultural único.
Otro de los destinos que recomendamos es la mística India. Dicen quienes viajan a ella que su vida cambia para siempre. La atmósfera espiritual se percibe entre el caminar de sus gentes y el contraste entre lo sagrado y lo profano está presente en cada esquina. Se trata además de un país con extraordinaria riqueza sensorial muy rico en colores, olores y sabores.
Recomendar un trayecto concreto en la India sería injusto porque las posibilidades son miles. No es mala opción comenzar el trayecto en Vieja Delhi, incluyendo la visita a Raj Ghat y Shanti Vana, los lugares donde fueron cremados Mahatma Gandhi y Jawaharlal Nehru. De ahí a Nueva Delhi pasando por el arco memorial de guerra, la Puerta de la India.
La siguiente parada puede hacerse en Jaipur, conocida como la ‘Ciudad Rosa’ y que es la capital del Estado de Rajastán. Es imprescindible una visita al Fuerte Amber y al colorido mercado local de artesanías y tejidos. No pueden dejar de ver el Palacio del Maharajá y el Observatorio.
Nuestra ruta seguirá en Agra, conocida mundialmente por el Taj Mahal un grandioso mausoleo de mármol blanco construido por el emperador Moghul Shahjehan en 1630 a su mujer Mumtaz Maha.
Desde allí podemos dirigirnos a Orchha, antigua capital de estado llena de palacios y templos. Se trata de una ciudad muy tranquila donde no abundan los turistas y donde destaca el Templo Real (Rajmandir) y el Jahangir Mahal (Palacio de Jahangir).
Khajuraho.y sus impresionantes templos pueden ser el siguiente punto a visitar y de aquí a Varanasi donde puede realizarse una caminata por el sagrado Río Ganges. Una experiencia muy especial y con rituales en los que se ofrecen flores e inciensos acompañados de fuegos y sonidos. Al amanecer la gente se baña en el mismo río para ofrecer las oraciones al sol naciente.
Merece la pena también recorrer Sarnath, ciudad budista donde Buda dio su primer sermón y en la que pueden visitarse, las ruinas, el templo budista y el museo.
Tanto si optan por alguno de estos dos viajes como si se lanzan a la aventura espiritual en cualquier otro sitio recuerden que las prisas no son buenas y que el alma necesita de tiempo y calma para recuperarse.