La huelga de vigilantes que trabajan en los filtros de seguridad en el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas provocaron ayer tarde esperas de hasta una hora en los controles de acceso durante los picos de mayor afluencia, que AENA ha atribuido al tráfico habitual del retorno de las vacaciones de Semana Santa.
Desde el sindicato Autónomo de Trabajadores de Empresas de Seguridad de Madrid (ATES) han asegurado que desde las 17.00 horas el aeropuerto está “a reventar de gente” y estiman que hasta las 19.30 pasen por los filtros de seguridad del aeropuerto unas 4.400 personas.
Sin embargo, AENA ha afirmado que no se han producido a lo largo de la jornada ninguna “incidencia destacada”. “Es un día de mucho tráfico de viajeros”, han señalado. Este domingo hay programados 1.163 vuelos con un total de 214.540 pasajeros previstos.
Los convocados a la huelga son sólo los alrededor de 700 vigilantes de Ilunion que trabajan en los controles de seguridad del aeropuerto Madrid-Barajas, aunque la empresa cuenta, además, con unos 400 auxiliares encargados de informar a los pasajeros y proporcionar las bandejas para objetos a la entrada de los controles.
Los servicios mínimos para este paro están fijados en el 90 %, por lo que solo un 10 % de los trabajadores pueden ejercer su derecho a huelga.
Según el sindicato de trabajadores, ha habido aglomeraciones intermitentes en el aeropuerto durante todo el día. Entre las 5.00 y las 8.00 horas los filtros de seguridad de la T4 han estado “a tope”, siendo el pico más fuerte entre las 8.30 y las 10.15 horas, con colas de espera de una hora.
Hasta las 17.00 de la tarde el tráfico de acceso en los controles de seguridad ha sido fluido y ha sido a las 17.00 horas cuando ha comenzado “el jaleo”, ha señalado Jordi Montejo, portavoz de ATES.
La huelga de los vigilantes encargados de los filtros de seguridad en el aeropuerto madrileño comenzó el pasado 12 de abril y tiene carácter indefinido hasta que la empresa presente una propuesta.
Reivindican el pago de los pluses de aeropuertos, radioscopia y variables a toda la plantilla, así como la modificación de todos los contratos de obra y servicio a indefinidos, y que se ponga fin a las condiciones “lamentables” en que desarrollan su trabajo.
Desde que comenzó la huelga, según Montejo, las comunicaciones que el sindicato ha tenido con la empresa han sido solo telefónicas y están a la espera de que sean citados para una reunión.