Europa desviará cada día, durante el próximo verano, del orden de 1.000 vuelos que tendrían que sobrevolar Alemania y Francia, hacia otros países, entre ellos España, para que no vuelva a producirse una situación de saturación de los cielos como la del año pasado.
Al sacar parte de los vuelos que tendrían que sobrevolar el centro de Europa, se descongestiona esta área, donde se centraliza el problema de grandes demoras, pero a costa de que otros países, menos llenos, cojan unos cuantos más, han señalado a Efe fuentes de Enaire, la empresa que gestiona la navegación aérea en España.
España asumirá cada día la gestión de entre 150 y 160 de estos vuelos que se desviarán por falta de capacidad de los centros de control del tráfico aéreo de Karlsruhe (Alemania); Maastricht (Holanda) y Marsella (Francia).
Después de los problemas sufridos en 2018, “si no se hace nada”, este verano se producirá “casi un colapso”, en términos técnicos, porque los mencionados centros de control van a tener aún menos capacidad que el año pasado, debido a un nuevo crecimiento del tráfico y un número insuficiente de controladores, ha advertido la misma fuente.
La medida supondrá que, por ejemplo, un vuelo entre Noruega y Grecia que, a lo mejor, sobrevolaría por encima de París y Marsella, cambiará su recorrido, “haciendo un poco de curva para que no pase por allí”.
De esta forma, España, además de afrontar el crecimiento de su propio tráfico, tendrá que gestionar dichos vuelos adicionales y, en caso de que se generen demoras por culpa de ellos, estos minutos de retraso no se asignarán a Enaire, sino al país al que ha ayudado.
Gracias a un análisis posterior, se va a saber muy bien, día a día, la demora que genere cada proveedor y si es consecuencia del tráfico que ya tenía o del adicional, explican desde Enaire.
La medida, que será obligatoria, permitirá a las compañías aéreas salir con más puntualidad y evitar retrasos -que les cuestan mucho porque tienen que indemnizar a los pasajeros y asumir los costes en caso de pérdidas de conexión-, aunque el consumo de combustible será mayor por volar un rato más.
No obstante, los estudios que se han hecho muestran que esas millas voladas de más -que suponen entre cinco y diez minutos adicionales-, cuestan menos que salir tarde, teniendo en cuenta que el precio de un minuto de vuelo es de unos 100 euros, dependiendo del tipo de avión, ha matizado la fuente.
En cuanto al cierre por obras de una de las cuatro pistas del aeropuerto de Madrid-Barajas Adolfo Suárez entre el 1 y el 31 de marzo, tras los primeros días “problemáticos”, la situación se ha normalizado, gracias a una serie de medidas, entre ellas cambios de configuración muy dinámicos.
Debido a unas restricciones por Medio Ambiente, la norte es la configuración preferente en Barajas, mientras que la sur sólo se puede utilizar cuando hay un viento superior a 10 nudos en cola.
Sin embargo, con una pista inoperativa, se puede usar la configuración que permite absorber mejor la demanda, por lo que en el momento de más despegues, y cuando el viento lo permite, se opera con la norte (una pista para aterrizajes y dos para salidas) y, en el de un mayor número de arribadas, con la sur (una para despegar y dos para llegar).
Además, Enaire intenta apartar muy rápido de la ruta inicial a los aviones que salen, para sacar más tráficos, aunque “lo que te limita si sólo despegas con una pista es el tema de aeronaves grandes, detrás de los cuales hay que dejar más tiempo (dos minutos) porque la estela turbulenta que generan es mayor”, ha agregado la misma fuente.