El histórico restaurante Four Seasons de Nueva York, durante décadas uno de los grandes emblemas del lujo en la ciudad, cerrará la semana próxima apenas un año después de su reapertura.
Uno de los establecimientos favoritos de los ricos y famosos de la Gran Manzana, hábitat tradicional de ejecutivos y grandes empresarios, hará su último servicio de almuerzo el próximo martes y luego clausurará sus puertas.
“Simplemente no pudimos lograrlo, el mundo de la restauración ha cambiado”, explicó a The New York Times el principal responsable del Four Seasons, Alex von Bidder.
El restaurante, inaugurado en 1959, revolucionó la escena culinaria en Nueva York con un lujoso espacio que incluía obras de artistas como Pablo Picasso y una cocina que dio a la gastronomía estadounidense el prestigio que nunca había tenido.
Rápidamente, el Four Seasons se convirtió en un imán para la alta sociedad neoyorquina y en el lugar de nacimiento del llamado “power lunch”, el almuerzo de negocios símbolo de estatus en la Gran Manzana e inmortalizado en tantas películas y series de televisión.
Tras perder su emplazamiento original con la venta del edificio Seagram en 2016, el restaurante reabrió el pasado agosto en un nuevo espacio a apenas tres manzanas y con una inversión de 30 millones de dólares.
Con un nuevo chef, Diego García, y con un antiguo jefe de pastelería de la Casa Blanca, Bill Yosses, a cargo de los postres, el Four Seasons confiaba en continuar siendo un símbolo de Nueva York.
“Creíamos que teníamos un lugar fantástico con una gran comida, pero simplemente no fuimos capaces de atraer a la clientela”, explicó al Times Edgar Bronfman Jr., cuya familia abrió el restaurante original y que seguía vinculado con el negocio.