En el Gran Cañón del río Colorado tan importante es disfrutar de la profundidad de sus gargantas y desfiladeros como de la inmensidad del lienzo oscuro en que se convierte cada noche su cielo y que ha llevado a este Parque Nacional de Estados Unidos a ser certificado como “Dark Sky Park”.
Este “impresionante” observatorio nocturno que retrata estrellas y galaxias acoge desde anoche y hasta el próximo día 29 un Festival de Estrellas con el que celebrar la reciente distinción de la Asociación Internacional Dark-Sky (Cielo Oscuro), cuya misión es preservar y proteger el ambiente nocturno.
Durante estos días, los visitantes al parque pueden disfrutar de recorridos nocturnos sin luna para poder observar con extrema nitidez una gran variedad de planetas, astros dobles, cúmulos de estrellas, nebulosas y galaxias distantes.
Para muchos astrónomos y turistas contemplar la bóveda celeste desde este observatorio natural nocturno es una “experiencia única en el mundo”.
“En este momento, el cielo, las estrellas y la Vía Láctea son las cosas más brillantes y visibles en el Gran Cañón. No hay otro lugar como éste”, dice a Efe el astrónomo Tyler Nordgren, quien calificó la “merecida” certificación como una “designación muy importante”.
Nordgren, quien es conocido como “embajador del cielo nocturno”, describió como algo único la experiencia de visitar el Gran Cañón durante estas noches en la que nada impide ver las estrellas en todo su esplendor.
“Una de las sensaciones más emocionantes que he tenido en un parque nacional es en el Gran Cañón. Su mirador nocturno es como un arca que no solo logra apreciar el cielo por encima, sino por debajo, ya que siento que las profundidades del espacio están debajo de mí”, explica el también artista.
Y tiene razón en destacar el espectacular paisaje rocoso que fue considerado como una de las siete maravillas naturales del mundo y esculpido por el cauce del río Colorado durante millones de años hasta alcanzar en su punto más profundo 6.000 pies (1.830 metros) de profundidad y 18 millas (29 kilómetros) en el más ancho.
Pero hay mucho más que sus enormes paredes de color rojizo y no solo los astrónomos y conocedores de los astros describen esta experiencia cómo única, los turistas como Joshua Steven, quien lleva años visitando el Gran Cañón, relata a Efe que su primera experiencia nocturna en el Gran Cañón fue “sumamente impresionante”, por lo que piensa repetir y acudir a la Fiesta de Estrellas.
“Recuerdo la primera vez que vi la Vía Láctea. Estuve tres noches acampando en el Gran Cañón y a la tercer noche estaba mirando el cielo cuando observé como un río blanco de estrellas surcaba el cielo. Mi primera reacción fue de susto, luego vino la fascinación por tal maravilla”, explica.
Ubicado en el norte de Arizona, el Parque Nacional del Gran Cañón abarca 277 millas (446 kilómetros) del río Colorado y las tierras altas adyacentes, así como unas vistas ilimitadas de los cielos estrellados.
Durante estas visitas nocturnas, los afortunados estarán acompañados por astrónomos aficionados de Estados Unidos que se ofrecieron voluntariamente para compartir su experiencia e impartir programas de astronomía gratuitos.
Además, los guardabosques ofrecen recorridos para lograr reconocer entre las estrellas las diferentes constelaciones.
A través de los telescopios, los visitantes pueden observar los astros que en otras fechas no son perceptibles, como Júpiter y Saturno o Mercurio y Marte, si uno mira hacia occidente en el cielo.
Investigadores y astrónomos señalan que actualmente para el 60 % de la población de Estados Unidos la Vía Láctea ya no es visible debido a la contaminación lumínica por el uso iluminación exterior inadecuada.
Y si esta tendencia continúa, alertan, la contaminación lumínica bloqueará la visión de los astros para las siguientes generaciones.
Por eso la importancia de preservar los últimos santuarios de cielos nocturnos que permiten vivir una experiencia única en noches sin luna.
Y en esa misión los parques nacionales juegan un papel fundamental al proteger algunos de los últimos cielos oscuros que quedan en EE.UU., como el majestuoso del Gran Cañón.