Hammamet es una de esas ciudades entre oriente y occidente que, aunque ha evolucionado convirtiéndose en el centro turístico más importante de todo el país, no ha perdido su espíritu y su carácter genuino.
A sólo 60km al sur de la ciudad de Túnez, además de su ubicación, son muchos los alicientes de Hammamet y las posibilidades que nos ofrece una ciudad de contrastes. Esa oferta tan completa será sin duda la que nos haga decantarnos por este destino. Podremos optar por el sol y las playas mediterráneas, elegir su historia antigua, o perdernos entre sus negocios particulares y pequeños cafés con encanto.
Más allá de sugerir algún monumento en concreto os propondríamos comenzar por tomar el pulso de la ciudad y callejear por sus laberínticas calles, con el fin de descubrir en cada esquina detalles sorprendentes de su arquitectura y sus características casas de adobe.
Para apreciar también el corazón de la ciudad deberéis tomar su principal vía, la Avenida de Habib Burguita, donde se encuentran los restaurantes más conocidos, así como centros comerciales, galerías y las principales tiendas.
Acto seguido podemos optar por adentrarnos en su preciosa “ciudad vieja”, la medina, a través de Bab el-Souk, su acceso principal y más monumental. Al acceder nos toparemos con la principal zona de comercio donde se mezclan aromas y sabores; y comprobaremos que el modo de transporte aún siguen siendo animales. Observarás que durante las mañanas todo se encuentra atestado de pintorescos puestos con productos artesanales como baratijas, telas, teteras… el lugar perfecto para comprar algunos recuerdos. ¡No olvides regatear!
Ya dentro de la medina, necesitarás avanzar un poco más hasta alcanzar la “Gran Mezquita”, nombre que paradójicamente no es por su grandeza sino por ser en origen la más antigua, ya que data del siglo XII, aunque tras ser derribada y reconstruida su aspecto actual es de 1972.
Como última visita dentro de la medina os recomendamos la Kasbah o también el llamado Fuerte Español. Este edificio amurallado funcionaba como fortaleza protectora de la ciudad y fue construido en el siglo XV. Está situado junto a la muralla de la ciudad vieja y desde su punto más alto se disfrutan unas maravillosas vistas de todo el entramado de calles, así como del mar alrededor de la misma.
La última parada que nos gustaría proponerte es el Museo dar Hammamet. Un museo de arte y costumbres locales que te ayudará a conocer mejor sus trajes, herramientas, ornamentos así como su cultura.
Acabando el día, otro de los momentos más especiales a disfrutar en Hamammet son sus atardeceres. Sencillos pero impresionantes, vale la pena sentarse en distintos puntos de la ciudad a maravillarse viendo como el sol desciende por el mar.
Tras ese espacio para la relajación, llega el momento en el que la ciudad adquiere su verdadero ritmo. Los cafés empiezan a llenarse con sus habitantes. El carácter agradable y afable de los tunecinos te garantiza un buen rato de charla si lo deseas. La mayoría de su población habla francés y algunos de ellos inglés por lo que no será mucho problema comunicarnos con ellos.
Pero sin embargo, el valor distintivo de Hammamet son sus magníficas playas. Aunque estemos en Hammamet también podemos alejarnos hasta Nabeul y Yasmine, a 9kms para acceder a las más destacadas.
Si te queda tiempo también podrás realizar otras visitas a poblaciones cercanas como Zaghouan o Ain er-Rahma, donde podrás apreciar las fantásticas ruinas romanas de Pheradi Majus. También destacamos Bir Bou Regba, donde encontraréis la maravilla natural que ofrece la cascada del río Faura. También interesante es la visita es la vecina localidad Pupput, situada a sólo 6 km de Hammamet, donde hayarás también otro complejo de ruinas romanas.