La hostelería francesa constata los daños de los graves disturbios registrados este sábado y denuncian cancelaciones de entre el 20 % y 30 % en restaurantes y de hasta un 50 % en hoteles, según informó hoy a Efe uno de los responsables del sindicato nacional de hostelería (Synhorcat), Vincent Sitz.
“Hemos pedidos a todos nuestros afiliados de hoteles y restauración informes de las consecuencias de los hechos dramáticos que ocurrieron ayer. La reservas de restaurantes de anoche y este domingo se han anulado en un 20 % y 30% de los casos”, explicó Sitz.
En el caso de los hoteles, a la espera de confirmar las cifras, el sindicato ha recibido ya alertas de cancelaciones para el periodo navideño de entre un 15 % y un 50 %, así como de huéspedes que han abandonado sus hoteles antes de terminar su estancia, como consecuencia de las movilizaciones.
“Es muy triste porque estábamos recuperándonos ahora del periodo de atentados de 2015”, deploró, e insistió en que si los turistas cancelan sus reservas para navidades y año nuevo el resultado para los hoteles puede ser “dramático”.
El presidente del sindicato, con representación a nivel nacional y que ha recibido confirmaciones en este sentido de otras grandes ciudades como Marsella, Burdeos o Lyon, fue recibido esta mañana en el Elíseo por el presidente, Emmanuel Macron, junto a una delegación que dio parte de las inquietudes del sector.
“No sé qué respuesta va a dar el Gobierno pero creo que se han dado cuenta de la amplitud de los daños y de que deben aplicar medidas urgentes”, zanjó Sitz.
Las protestas de los llamados “chalecos amarillos”, contra el alza de impuestos al carburante y el encarecimiento del coste de vida, se saldaron ayer con 287 detenciones, un centenar de heridos y un muerto en un accidente durante unos bloqueos en una carretera del sur de Francia.
El ministro del Interior, Christophe Castaner, señaló además la presencia de grupos violentos con hasta 3.000 alborotadores en la concentración de París, aunque también se registraron graves disturbios en otras localidades del país, como Le-Puy-en-Velay, donde los manifestantes prendieron fuego a la prefectura de policía