La visita de Estado del presidente de China, Xi Jinping, a Portugal comienza hoy envuelta en rumores sobre el despliegue efectuado, como el supuesto cierre por completo del hotel Ritz y las enormes limusinas blindadas usadas para desplazarse por Lisboa.
Xi Jinping, que llegó hoy a Lisboa para una estancia de dos días, será recibido con honores por el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, y el primer ministro del país, el socialista António Costa.
El rosario de anécdotas sobre el viaje, muchas imposibles de confirmar por las estrictas medidas de seguridad y confidencialidad, ocupa hoy extensos artículos en la prensa portuguesa, asombrada ante el tamaño de la comitiva de Pekín.
Tanto, que han sido necesarios dos aviones para trasladarla a Lisboa, aseguran los periódicos lusos, si se tiene en cuenta el grueso del personal de seguridad, cuyo número permanece en secreto.
Los diarios aseguran que el presidente chino trae consigo “sus habituales medios de transporte”, entre los que figuran tres limusinas blindadas de enormes dimensiones.
Además, siempre según los medios locales, la Presidencia china ha cerrado el lujoso Hotel Ritz, un privilegio por el que habría desembolsado dos millones de euros.
Es un extremo que el hotel, consultado por Efe, no confirma debido a la “confidencialidad” que aplica para con sus clientes, algo que no ha evitado que la prensa especule con las vistas de la presunta habitación elegida por Xi o los manjares que degustará, preparados por su propio cocinero.
Lo que sí ha trascendido de forma oficial son las estrictas medidas de seguridad en torno al edificio, que han provocado el cierre de algunas vías y la prohibición de aparcar en varias zonas cercanas.
Solo podrán hacerlo los residentes, previo registro de sus vehículos; además, los vecinos no podrán recibir visitas si los nombres de que quienes llegan no han sido facilitados con antelación a la Policía.
La visita de Xi a Portugal es la primera que realiza un presidente chino desde 2010 y tiene como objetivo promover las inversiones del gigante asiático en el país.
Además de la firma de casi una veintena de acuerdos en materias como la agroindustria o el comercio, los portugueses esperan que el viaje de Xi anime las inversiones de empresas chinas, especialmente en áreas como las infraestructuras.
El primer ministro portugués ya ha adelantado que el país se sumará a la llamada nueva Ruta de la Seda, el megaproyecto chino de infraestructuras.
Costa quiere incluir el puerto atlántico de Sines, al sur de Lisboa, en la ruta china como un puente entre Asia y Europa.
El primer ministro se desmarca así de sus vecinos europeos, encabezados Francia y Alemania, que ven con recelo el proyecto chino, y se suma a la postura de los países del este que ya se han mostrado proclives a participar en la iniciativa.