Todos los viajeros extranjeros, independientemente del país de procedencia, tendrán que someterse a una cuarenta domiciliaria para poder entrar a Israel, según anunció el Gobierno.
“Esta es una decisión difícil, pero es necesaria para mantener la salud pública, y la salud pública está por encima de todo”, declaró el primer ministro israelí en funciones, Benjamín Netanyahu.
Hasta ahora, Israel contaba con una lista de una docena de países con restricciones de entrada, pero el debate sobre la necesidad de incluir a Estados Unidos, tras el aumento allí de los casos, ha llevado a extremar la medida, que implica ahora a todos los viajeros.
De esta manera, los israelíes que estén en el extranjero deberán someterse a una cuarentena domiciliaria durante 14 días a su regreso y los extranjeros que quieran entrar deben comprometerse al aislamiento en una vivienda privada para poder acceder.
La medida, que por ahora estará en vigor durante dos semanas, tendrá implicaciones económicas y se prevé que afecte drásticamente la llegada de turistas de cara a Semana Santa.
Hasta el momento no se ha producido ninguna muerte en el país, pero los casos de infectados ascendieron hoy a 42, con uno de los enfermos en estado grave.
La detección de casos en la Cisjordania ocupada, estrechamente conectada por los pasos fronterizos, ha motivado también la restricción de entrada en territorio palestino, y la ciudad de Belén, donde están la mayoría de los casos de los 26 infectados palestinos, está completamente bloqueada.