Los pueblos de Italia que sufren un problema de despoblación se han fijado un objetivo para combatirlo: seducir a familias, italianas y extranjeras, mostrando su atractivo y ofreciéndoles casas por un euro, un aparente chollo que esconde letra pequeña.
Varios italianos, pero también alemanes, austríacos, suizos, estadounidenses e incluso asiáticos, procedentes de países como China o Japón, ya se han interesado por esta ganga.
La organización ecologista Legambiente ha advertido en un informe de que en Italia hay unos 4.395 pueblos que están perdiendo a su población y de estos unos 1.650 están destinados a convertirse en pueblos fantasma a corto plazo.
Ante este problema, las autoridades locales están dejando aflorar su ingenio y por eso nació el proyecto “Casas a un euro” de la mano del municipio siciliano de Gangi, de 7.260 habitantes, un pequeño burgo situado en la provincia de Palermo y cuyas autoridades locales estaban determinadas a evitar su extinción.
Hace cuatro años se les ocurrió atraer a nuevos vecinos ofreciéndoles una casa al precio que cuesta un café y su éxito ha sido tal que desde entonces se han sumado quince municipios de todo el país.
Es el caso de Borgomezzavalle, un pequeño pueblo de tan solo 300 habitantes, ubicado en la región de Piamonte, a pocos kilómetros de la frontera con Suiza, envuelto entre montañas y con un paisaje natural envidiable.
Su alcalde, Alberto Preioni, ha explicado a EFE que el pueblo se unió al proyecto hace solo un año y medio y que desde entonces se han venido alrededor de diez hogares, aunque aún hay un centenar que está abandonado.
“Fue una buena decisión porque desde que decidimos vender casas por un euro hemos conseguido que mucha gente nos conozca y vea que es un sitio tranquilo, con una naturaleza impresionante y en el que además tenemos de todo, restaurantes, farmacias, escuelas, transporte público”, comentó.
Pero la oferta tiene truco. Son casas no habitables que necesitan ser reformadas casi por completo y que requieren posteriormente de una inversión media de unos 40.000 euros, además de los gastos derivados de la compra, como el cambio de propiedad e inscripción en los registros nacionales.
Las casas en venta pertenecen a familias que ya no las usan desde hace mucho tiempo o que fueron habitadas por sus antepasados y después abandonadas.
Los ayuntamientos se encargan de las labores de promoción y publicidad del territorio, organizan visitas guiadas por el pueblo para los turistas o vecinos interesados y presentan a los potenciales compradores a los propietarios que quieren deshacerse de estos inmuebles.
Otro de los municipios que se ha incorporado recientemente a este proyecto es Zungoli, en la provincia de Avellino, en la región de Campania (sur), que lo hizo en 2018 y desde entonces se han vendido 15 casas.
Se trata de una localidad de unos 1.300 habitantes situada en una zona de importante actividad sísmica y las casas en venta necesitan obras para disponer de estructuras que aguanten los temblores de un terremoto.
Su alcalde, Paolo Caruso, cuenta que las personas que las adquieren se comprometen por escrito a reformarlas en un periodo de al menos tres años, algo que puede costar entre 20.000 y 30.000 euros.
Indica que el Gobierno italiano destina una serie de ayudas económicas a las personas que construyen en esta zona, golpeada por seísmos, por lo que la inversión necesaria al final puede ser mucho menor.
“La intención es recuperar la vida en el centro histórico”, subraya, antes de añadir que “italianos, estadounidenses, rusos y franceses” ya han preguntado por una casa en este municipio.
En Ollolai, en Cerdeña (sur), hay unas 30 casas disponibles que requieren de reparaciones que costarán unos 30.000 euros y que ya han despertado el interés de japoneses, chinos y malasios, reconoce a EFE su alcalde Efisio Arbau.
Sus 1.000 habitantes son en su mayoría ancianos, aunque también hay familias con niños, lo mismo que ocurre en Montieri, en la Toscana, donde las casas que se ofrecen están en un estado total de abandono.
Sin embargo, estas estructuras representan un número irrisorio de inmuebles a la venta, admite su alcalde Nicola Verruzzi, quien reconoce que la intención real es dar a conocer el pueblo y que la gente compre casas ya reformadas en las que quedarse a vivir o destinarlas a una segunda vivienda, por ejemplo para el verano.
De esta manera, quienes dispongan de un euro y quieran hacerse con una casa en Italia, pueden hacerlo en cualquiera de los municipios que las ofrecen, desde Las Marcas, zona golpeada por los recientes seísmos en Italia, hasta el Lacio, pasando por los Abruzzo, la Toscana, o las islas de Cerdeña o Sicilia