Quizás no tiene la buena prensa de Lisboa ni su fama internacional, pero la belleza de esta ciudad que se asoma a la desembocadura del río Duero es totalmente cautivadora. Esta urbe lusa, con cierto aire británico debido a los históricos asentamientos de comerciantes ingleses de vino, se ha convertido en los últimos años en un destino top dentro de las grandes capitales Europeas. Arquitectura contemporánea y modernista, gastronomía, un vino con denominación de origen “Oporto”, historia… lo tiene todo y os contamos sus principales atractivos turísticos.
La rivalidad con Lisboa ha alimentado durante décadas el espíritu de superación y crecimiento de esta ciudad, la segunda en tamaño de Portugal. Muchos son las historias de agravios y desagravios entre ambas pero la realidad es que en todo el país hay un conocido refrán que dice: “Lisboa se divierte, Coimbra estudia, Braga reza y Oporto trabaja”. Saquen ustedes sus propias conclusiones.
Oporto es una ciudad bastante asequible, no es muy grande, no llega a magnitudes como Madrid o Londres, ni mucho menos. Su centro histórico, declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996, puede ser recorrido en pocas horas sin dejar de ver ninguno de sus puntos más emblemáticos.
Uno de los secretos de la ciudad reside en su particular encanto decadente y algo “british”. La gastronomía es uno de sus fuertes y el bacalao es su estrella. Cualquiera de sus ciudadanos presumirá de poder cocinarlo de más de 1.000 maneras diferentes.
Una de las mayores atracciones es su vino, sí, ya sabéis, el que se llama como la propia urbe. Un vino dulce y negro, que se acostumbra a servir con los postres y la sobremesa de una calidad y proyección internacional fuera de toda duda. Las firmas más importantes son Sandeman, conocido por su icónico logotipo de misterioso caballero tras una capa, Ferreira y Graham´s.
Todas estas bodegas cuentan con visitas guiadas y catas de lo más interesante pero, mucho ojo, para disfrutar de ellas tendrás que cambiar de ciudad aunque estén al otro lado del rio, en la orilla. Mucha gente se cree que la ciudad se extiende a las dos orillas del Duero, pero las bodegas más famosas se encuentran en la localidad de Vilanova de Gaia.
Pero vamos con los lugares que no te puedes perder. Por supuesto hay que darse un paseo por el barrio de la Ribeira para contemplar la majestuosidad del Ponte Luiz I, la imagen más icónica de la ciudad. Puente obra de Seyring, socio de Gustave Eiffel, de ahí sus similitudes estructurales con la Torre Eiffel.
También hay que destacar la Catedral de la Sé de Oporto, o las vistas panorámicas tras la subida a la Torre dos Clérigos. A pocos metros de la torre se encuentra la conocida librería Lello, punto de peregrinación para todos los fans de la saga de Harry Potter. Su autora, J.K. Rowling, vivió durante algunos años en la ciudad y saco de su universidad gran parte de la estética de Potter y compañía. No muy lejos de esta librería se encuentran las calles de moda de Oporto, que son la Rua de Miguel Bombarda y la Rua Santa Caterina, ésta última vía de acceso al mercado de Bolaho.
En lo que a comida se refiere tienes que probar sí o sí el nombrado bacalao, además de los mejillones, el pulpo al horno o la cataplana de marisco. El clásico de los clásicos de la ciudad se llama Francesinha, un plato para estómagos poderosos. Es un bocadillo con embutido, varios tipos de carne, mortadela de oliva, salchichón, etc. se cubre con queso y de regalo se gratina. Coresterol garantizado… Un buen lugar para tomarlo, además de coronarlo con un postre de pastel de Belem, es el mítico Café Majestic, en la Rua Santa Caterina.