No es que esta serie de actos sea una novedad, pero sí que empieza a parecer preocupante el porcentaje tan alto de irregularidades voluntarias que se afirman cometer en alojamientos hoteleros. Y quizás lo que más llama la atención pueda ser que más allá de avergonzarse por ello, lo cuenten y puedan recibir aprobación de familia o amigos, pues parece ser que conlleva un ejemplo a seguir para muchos.
Si ciertos hechos aislados podrían parecer excepcionales, cuando las cifras van a más nos indican que de esas anécdotas sinvergüenzas empiezan a derivar en malos hábitos, y que son tristemente aceptados por muchos.
Acciones como el fumar asomados por la ventana, o el hecho de robar toallas y comida, o incluso llegar a meter a más huéspedes por habitación de los registrados, se sitúan entre las principales prohibiciones que más se saltan los españoles. Los datos nos llegan a través del buscador y comparador de alojamientos Hotelscan.com. Su equipo ha realizado una encuesta a turistas mayore de 18 años de toda Europa que hayan estado de vacaciones en un hotel hace al menos 2 años sondeando la transgresión de las normas hoteleras a través de la pillería, así como detectando los delitos más habituales.
Las cifras:
Los resultados son bastante sorprendentes, y quienes peor parados salen en cifras son los españoles. 9 de cada 10 españoles encuestados reconocen haberse saltado prohibiciones y reglas alguna vez, seguidos de italianos y portugués, en el 87% y 82% de los casos paralelamente. Algo más de lejos vienen británicos, con el 78% y franceses, cuyas irregularidades fueron reconocidas por el 67%.
Ese 90% de españoles que infringió las normas ofreció detalle de sus fechorías afirmó haber robado comida del desayuno para comerla después en el 70% de la encuesta y haber fumado asomados a las ventanas en habitaciones de no fumadores, en el 53% de los casos. Hasta aquí, podríamos decir que son pequeñas cosas que el hotel podría entender o considerar algo de poca importancia, aunque más de uno se pondría colorado si les sonara el detector de humo de la habitación.
A continuación, se registraron como irregularidades el robo de toallas y albornoces, que quedan por debajo, con 42% de los casos, y el con 35% de las respuestas el hecho de beberse las botellas del mini-bar y rellenarlas. Respecto a este punto, al querer esgrimir más información sobre su modus operandi, los encuestados identificaron como las más consumidas las que contuvieran “alcoholes blancos” como la ginebra, el ron o el vodka pues se rellenan de agua, seguido del whisky que es rellenado con zumo de manzana o té.
Así mismo se detectó que era algo que en un 70% ya llevaban planteado de casa, mientras que un 30% improvisó en el mismo momento la pillería. Además, el 80% afirma que su idea provino de amigos o familiares que a su vez reconocieron que lo habían hecho anteriormente.
Otras de las acciones incorrectas detectadas fueron dejar las toallas en las hamacas de las piscinas durante todo el día para “reservar” lugares preferentes, por el 28% de los encuestados, bañarse en la piscina tras su cierre, en el 8% de los casos, o incluso llegar a meter a otro huesped más en la propia habitación, en el 10% de las respuestas.
Ante algunas de estas acciones incívicas muchos hoteles han tomado medidas, como colocar en las habitaciones precio para albornoces y toallas incentivando a su compra, o insertar un microchip en la etiqueta para hacer saltar una alarma a la salida; y en algunos casos llegan a cargar sus clientes posteriormente en sus tarjetas algunos consumos extras de minibar y habitación detectados y no declarados.