Aunque muchos no lo crean, Louis Vuitton no siempre ha sido una marca de ropa de lujo. La enseña francesa nació en París en los años 50 como un negocio especializado en maletas y bolsos sin saber que se convertiría en lo que es hoy en día.
Desde entonces, la empresa se erigió como un referente del buen hacer, de calidad y exclusividad en toda su marroquinería, aspectos que no han descuidado después de su fusión con Moët Hennessy en 1989 y más de 50 años después.
Pero no todo acabó con la fusión o con ampliar sus productos, sino que el conglomerado de empresas LVMH prepara la compra del 80% del capital del fabricante alemán de maletas de lujo Rimowa por unos 640 millones de euros debido a “su calidad, su funcionalidad y su diseño”, según Alexandre Arnault, hijo del fundador de la compañía francesa. Y es que no quieren descuidar, en ningún momento, sus orígenes.
La operación, que se prevé esté lista para principios de 2017, hará que los productos de marroquinería de la compañía continúen mejorando la calidad y el renombre que ya tienen.
Es tal la fama que tiene Louis Vuitton por sus maletas y bolsos que en su documental de “The Art of Packing” muestra las claves para doblar, enrollar y envolver todas las prendas a la hora de hacer la maleta para viajar.