Nepal destaca, sin duda, por la espectacularidad de su paisaje, su abrumadora naturaleza y su particular cultura, vinculada fuertemente con el hinduismo. Sus posibilidades dirigidas al senderismo o a admirar sus fantásticos templos hacen de su visita una revolución para los sentidos y la espiritualidad, además de un verdadero paraíso.
Las cimas de Nepal
Además de contar con el pico más alto del planeta, el Everest (8.848 metros), Nepal cuenta con otras siete cimas de similar altura que la hacen destacar en las alturas de forma contundente. Así, por encima de los 8000 metros encontraremos los picos de Kanchenjunga, Lhotse, Makalu, Cho Oyu, Dhaulagiri, Manaslu y Annapurna. Como vemos, razones de altura para que destaque por la magnificencia de un paisaje de impresión, digno de escaladores y alpinistas pero que no se reserva sólo a ellos.
Podemos optar por disfrutar de caminos y rutas específicos para el senderismo a lo largo de las cuales admirar tanto sus espectaculares vistas con sus altos picos del Himalaya nevados al fondo como la particular flora y fauna del destino. Pero no sólo eso, además también es un destino perfecto para realizar deportes en plena naturaleza como el rafting, el parapente, o el ciclismo, que significarán alternativas más que adecuadas para aprovechar la idiosincrasia de la orografía nepalí.
Su espiritualidad
Pero más allá de la espectacularidad de sus paisajes y su naturaleza hay otro aspecto de Nepal que lo caracteriza al pensar en él como destino, su lado más religioso y espiritual.
Al ser origen del hinduismo, esta tierra oculta inigualables templos y palacios, así como pequeños santuarios escondidos en los que además de observar su belleza serena poder mirar hacia nuestro interior. Un país cargado de un contraste y energía que equilibra sus paisajes y fuerza natural del exterior con esa espiritualidad de lo sagrado.
En Katmandú encontraremos muchos de esos lugares característicos de la religión hindú que no podremos dejar de visitar, combinándolo con la singular cultura nepalí y con el trato de sus habitantes, de gran hospitalidad y amabilidad.
Katmandú, una visita obligada
Entre los principales recursos a conocer de la capital encontraremos algunos de excepcional atractivo cuya visita no podremos dejar de tener en nuestra agenda de viaje.
Destaca en primer lugar el Palacio de la Kumari, un espaco donde se alberga Kumari Real, una niña elegida entre muchos y considerada verdaderamente una divinidad. Según su creencia la diosa Taleju habita reencarnada en la figura de la niña hasta que esta llega a su adolescencia y entonces abandona su cuerpo.
Otra de nuestras visitas primordiales es la Estupa de Swayambunath o Templo de los Monos. De entre sus templos es uno de los que más atracción suscita, en parte por las decenas de monos que lo habitan, lo que le proporciona más magia aún, pues estos simios se consideran animales sagrados. Antes de su visita tendremos que hacernos con ropa cómoda, pues para alcanzarlo habrá que superar 365 peldaños, que son los que los separan de su acceso inferior.
Una visita sin la que no podremos dejar Katmandú también serán los Templos de Pashupatinath, de gran importancia en la región y dedicados a la divinidad de Shiva. Está situado a orillas del río Bagmati, y considerado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. A los extranjeros les será algo complicado acceder a los templos, pero desde el otro lado podremos observar fácilmente los “ghats” o escalinatas y las cremaciones. Aunque no seamos hinduistas, se trata de un rito tremendamente emotivo, que seguro que nos emociona en gran manera.
Por último, destacar también el Templo de Boudhanath. Se trata del centro de la cultura tibetana en Nepal, pero es además una de las estupas más grandes del mundo y, por supuesto, la más grande de Asia. Su gran cúpula blanca es de gran belleza y muy sobrecogedora. Al aproximarnos también llamarán nuestra atención los característicos monjes budistas de cabezas rasuradas y túnicas anaranjadas caminando por las calles aledañas al templo.
Otras visitas
Pero Nepal tiene, sin lugar a dudas, otros muchos lugares que visitar más allá de su capital. Patan es uno de ellos. Hablamos de la segunda urbe más grande del valle de Katmandú. Su Plaza Durbar es considerada el corazón sagrado de la ciudad, una auténtica maravilla de la arquitectura, se conserva perfectamente y nos transportará a otros momentos de la historia, Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y conserva en su interior espléndidos templos medievales, pagodas y santuarios.
Para finalizar y salir de las visitas “sacras”, podremos optar por conocer más su mundo animal. Os recomendamos acercaros al Parque Nacional de Chitwan para contemplar la rica fauna del lugar. También ha sido catalogado como Patrimonio de la Humanidad y en él podremos observar tanto su afamado Tigre de Bengala como muchas especies de aves, rinocerontes, cocodrilos, así como osos perezosos y monos.