Los Cabos, motor económico de Baja California Sur por su clara vocación turística, está pagando la factura por su acelerado crecimiento y hoy es el municipio con más asentamientos irregulares en zonas de alto riesgo de este estado del noroeste de México.
El municipio, ubicado en el extremo meridional de la Península de Baja California, se ha convertido en la región más importante de Baja California Sur económicamente hablando, y un representante de México a nivel mundial.
Recibe visitantes de todo el mundo y del resto de México y posee la tarifa de hotel más elevada del país: cerca de 10.000 pesos (524 dólares) por noche en promedio. El turismo representa alrededor de 90 % del total de ingresos captados por la población local.
Es un destino turístico de primer nivel que ofrece a los visitantes una combinación fascinante de paisajes desérticos, playas y zonas montañosas.
Sin embargo, este municipio está sufriendo los efectos derivados de su vertiginoso crecimiento, tanto económico como demográfico.
En 1990 la población local era de alrededor de 44.000 habitantes, pero para 2015 ya se acercaba a los 300.000, de acuerdo con las estimaciones intercensales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Muchas personas están empleadas en trabajos relacionados directa o indirectamente con el turismo.
“Desde la época de los ochenta, cuando se inició el auge turístico en la zona, Los Cabos comenzó a recibir gran cantidad de trabajadores provenientes sobre todo del interior de la República para laborar en las construcciones de los hoteles de gran turismo”, dijo a Efe la socióloga Lorella Castorena, investigadora de la Universidad Autónoma de Baja California Sur.
No obstante, añadió, “al término de la obra quedaban varados en el destino, sin empleo y muchas veces sin un lugar donde vivir”.
Según información de la Subsecretaría de Protección Civil a través del Atlas de Riesgo de Baja California Sur, Los Cabos es el municipio del estado con más asentamientos irregulares en zonas de alto riesgo y no aptas para vivienda, con 32 colonias.
Son más de 16.000 personas habitando en su mayoría casas de materiales como cartón, madera y lámina, sin ningún tipo de servicio público como agua, electricidad o alcantarillado, y mucho menos seguridad.
El subsecretario de Protección Civil de Baja California Sur, Carlos Jesús Godínez, dijo a Efe que “las personas han ido asentándose sobre los arroyos; no solo en las orillas (sino) incluso ya sobre el mismo cauce”.
Ello “representa un peligro inminente debido a que es una zona de huracanes donde en temporada se registran agresivas lluvias y escurrimientos pluviales que ya han cobrado vidas”.
Habitantes de los asentamientos más poblados como “El Caribe” piden a las autoridades ser reubicados. “En tiempos de lluvia se pone muy feo. Necesitamos vivir en un lugar donde no sea cauce de arroyo porque sí está peligroso”, reconoció un vecino.
Incluso al paso de fuertes huracanes las colonias son destruidas casi por completo, y días después montadas de nueva cuenta.
Los programas de reubicación puestos en marcha por los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal) no han sido ni de lejos eficientes por distintos factores, entre ellos el elevado precio de los terrenos en el municipio.
Los investigadores destacan que sólo unos cuantos kilómetros separan desarrollos de superlujo de manchas urbanas con estilos de vida tan precarios.
“Dicho fenómeno es una de las principales causas de la explosión demográfica y desarrollo económico acelerado”, indicó Castorena.
Sin embargo, “hay otras consecuencias que aunque no han sido estudiadas y no existen datos exactos son evidentes, como prostitución sin control, trata de personas, violencia, altos índices de drogadicción y feminicidios”, puntualizó