La ciudad de Pekín ha instalado un enorme dispositivo de seguridad formado por 900.000 personas (equivalente a un vigilante por cada 20 ciudadanos) con el fin de intentar mantener el orden en las fiestas por el Año Nuevo Lunar, que comienzan este viernes, informa la prensa oficial.
Los 900.000 efectivos, entre los que hay muchos civiles que asumen labores de vigilancia en calidad de voluntarios, patrullan y controlan desde principios de esta semana zonas residenciales y comerciales de la capital, señaló la agencia oficial Xinhua.
La operación, comparable a la que Pekín ha implantado en grandes eventos (Olimpiadas, desfiles militares o cumbres internacionales), se inició a raíz de que el pasado fin de semana un hombre atacara con un cuchillo a la muchedumbre en un popular centro comercial de la ciudad, causando un muerto y 12 heridos.
Como parte de este dispositivo, 200.000 miembros de fuerzas de seguridad -incluidos policías y vigilantes privados- patrullan zonas sensibles tales como comercios abiertos por la noche o calles y plazas concurridas.
Los otros 700.000 son los mencionados voluntarios, centrados principalmente en vigilar tiendas, mercados y estaciones de tren y autobús, con la orden de alertar a la policía ante cualquier comportamiento sospechoso.
Pekín y otras ciudades chinas celebran el 16 de febrero el fin del Año del Gallo y el comienzo del Año del Perro en el calendario oriental, una festividad que en la capital se conmemora especialmente con ferias en templos y parques.
Unos importantes factores de riesgo en estas festividades, los petardos y fuegos artificiales que cada año causan cientos de pequeños incendios en el país, han sido prohibidos en buena parte del casco urbano de Pekín, después de que sí se permitieran estos artefactos pirotécnicos en la última década