El Gobierno de Perú invertirá 4,6 millones de soles (1,38 millones de dólares) para recuperar la capital de la civilización Wari, el último gran imperio del Antiguo Perú anterior a los incas, y convertirla en un reclamo turístico, anunció el presidente del país, Martín Vizcarra.
Durante una visita a la sureña región de Ayacucho, desde donde los Wari extendieron su dominio por gran parte del actual territorio peruano entre los años 600 y 1200, Vizcarra explicó que el objetivo es restaurar y conservar las estructuras arquitectónicas del complejo arqueológico.
El mandatario afirmó que las ruinas de la capital de los Wari se ha convertido para Ayacucho en un emblema regional gracias a su valor cultural y el atractivo turístico que representa, ubicado a apenas 15 kilómetros de la ciudad de Huamanga, capital de la región Ayacucho.
“El imperio Wari llegó hasta Cajamarca por el norte y hasta el límite con Chile por el sur, y el eje de ese imperio fue Ayacucho. Es algo que debemos revalorizar”, aseveró.
En ese sentido, Vizcarra comentó que hasta ahora los arqueólogos solo han podido excavar entre el 6 % y 7 % del complejo arqueológico Wari, por lo que “más del 90 % de la riqueza cultural e histórica de Ayacucho está todavía bajo tierra”.
“Tenemos que hacer un esfuerzo para saber de dónde venimos y que esto sea motivo de orgullo. Es un potencial enorme descubrir todo lo que todavía tenemos por descubrir”, alegó.
En los trabajos de rehabilitación del complejo arqueológico ya trabajan diariamente un equipo de quince arqueólogos, seis especialistas y cuarenta obreros.
La civilización Wari se desarrolló en el valle de Ayacucho, una zona seca y árida en la que prosperó gracias a la construcción de terrazas en las laderas de las montañas, que aumentaron su producción agrícola para poder expandirse por territorios remotos.
La capital del imperio, donde se estima que llegaron a habitar unas 40.000 personas simultáneamente, abarca una superficie de 2.200 hectáreas y está compuesta por una serie de construcciones de piedra.
Tiene plazas, calles, plataformas y acueductos, además de muros de hasta doce metros de altura y tres de ancho enlucidos con tonalidades rojas y blancas