Si ves fotos de Doha o Dubái lo primero que te maravilla son sus prodigios arquitectónicos, rascacielos y obras civiles casi imposibles. Es parte de su encanto y de lo que las ha transformado en destinos turísticos de primer orden. Pues a tan solo una hora de Ámsterdam, en los Países Bajos, Róterdam es una auténtica joya arquitectónica que te dejará también con la boca abierta. Su centro fue destruido por completo por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y arquitectos y visionarios de medio mundo la tomaron como banco de pruebas para nuevas soluciones arquitectónicas y urbanas.
Los arquitectos más creativos y osados se dieron cita en esta ciudad tras el desastre de la segunda gran guerra con ideas rompedoras nunca antes vistas en el viejo continente. Róterdam se convirtió en un laboratorio de pruebas para diseñar las ciudades del futuro.
Aunque aún conserva vestigios de su historia anterior al siglo XX, lo que caracteriza a la ciudad son sus edificios modernistas y sus zonas industriales. Es cierto que la vecina Ámsterdam la supera en belleza y encanto, pero esta urbe es un destino turístico de lo más interesante y atractivo.
No mucha gente lo sabe, pero Róterdam es uno de los centros logísticos y económicos más importantes de todo el planeta. Su puerto de mercancías es el segundo más grande el mundo, solo por detrás del de Singapur.
También fue la primera gran ciudad europea en establecer una zona peatonal de compras. Su patrimonio cultural es bastante rico y diverso, no en vano fue nombrada en 2001 como Capital Europea de la Cultura. Entre sus atractivos turísticos destacamos su ayuntamiento o Standhuis, construido entre 1914 y 1920, siendo uno de los pocos edificios que sobrevivió al bombardeo nazi.
Uno de los emblemas de Róterdam es su Makert Hall, uno de los mejores ejemplos de esa arquitectura moderna que hemos destacado. Tiene forma de hangar de aviones gigante y su interior está decorado con gigantes paneles de colores. Otro de sus atractivos son las célebres Casas Cubo, una curiosidad arquitectónica diseñada por el holandés Piet Blom. Estas casas representan un árbol y todo su conjunto un bosque. Una de ellas se ha convertido en museo ya que la afluencia de público a la zona siempre ha sido masiva.
No te puedes ir de la ciudad sin vistar el Museo Van Boijmans Beuningen, uno de los más importantes del país con obras de Van Eyck, Van Gogh, Rubens, Rembrandt o Bosch, entre otros muchos.
Casi sin querer verás el imponente Puente Erasmus, el puente suspenso más largo del mundo (800 metros) y el más alto de Holanda. Los locales lo apodan “el cisne”. Las vistas son impresionantes sobre él pero no son comparables a las que obtendrás desde la Torre Euromast. Hablamos de una torre mirador de 185 metros de altura desde donde dominarás toda la ciudad y sus alrededores.
El mejor vestigio de la edad media que conserva la ciudad es la Iglesia de San Lorenzo, erigida entre los años 1449 y 1525. Aunque sobrevivió en pie a los horrores de la guerra, tuvo que ser restaurado concienzudamente por los daños sufridos. Es un contraste magnífico con toda la arquitectura moderna que lo rodea. Justo en frente puedes echarle un par de fotos a la estatua de Erasmo de Róterdam, la figura histórica más importante de la ciudad. La estatua del célebre humanista, filósofo y filólogo es la efigie de bronce más antigua de todos los Países Bajos.