La capital andaluza es una visita imprescindible si se elige España como destino vacacional. Se trata de una ciudad con una personalidad muy definida con rincones de una magia y belleza difíciles de igualar. Alberga el casco histórico más grande de todo el país con iconos del turismo mundial que, sumados al carácter abierto de sus gentes, la gastronomía y su protagonismo como capital mundial del flamenco, la sitúan entre uno de los destinos top de toda Europa.
Los atractivos de la ciudad se cuentan por decenas pero vamos a centrarnos en algunos de sus principales monumentos y enclaves clásicos. La primera parada es casi obligada en la Catedral de Sevilla, el templo gótico más grande de todo el mundo, y tercero en importancia del cristianismo tras el de San Pedro del Vaticano y San Paul el Londres.
En ella están enterrados personajes cruciales para la historia de España como Cristóbal Colón o los reyes de Castilla Pedro I, Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio. Su construcción está datada en la primera mitad del siglo XV sobre la antigua mezquita aljama de la ciudad, de la cual conserva El Patio de los Naranjos y la mítica Giralda.
La Giralda es el campanario de la Catedral y al finalizar su construcción, sus 100 metros de altura la situaban como el edificio más alto de su tiempo. Se trata de un símbolo de la fusión de culturas que representa la ciudad. Su base, la parte más antigua, era musulmana y fue construida en 1184 como alminar de la mezquita por Abu Yaqub Yusuf. En el siglo XVI se le añadió el campanario con la curiosidad de que la torre no tiene escaleras, sino rampas para que los mandatarios pudieran subir a caballo a gozar de las vistas.
Otro de los iconos de la ciudad es la Torre del Oro, de 36 metros de altura, situada a orillas del rio Guadalquivir, muy cerca de la Plaza de Toros de la Real Maestranza. También es imprescindible una visita al Real Alcázar de Sevilla, la denominación del palacio real de la ciudad. Con espacios mudéjares, góticos y árabes, posteriores reformas lo dotaron de toques renacentistas y barrocos. Recientemente también ha servido como escenario de la patria ficticia llamada Dorne, en la mundialmente conocida serie de ficción, Juego de Tronos.
El Barrio de Triana es quizás lo más auténtico y sevillano que hay en la ciudad. Situado al oeste del río, comandado por su célebre y homónimo puente, se trata de un paseo obligado para el turista. Su calle Betis, denominación de los romanos del río Guadalquivir, se puede disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad, así como de los mejores bares de tapas y locales flamencos.
Otro lugar histórico de importancia para visitar es el Archivo de Indias, que data de finales del S.XVI, y sirvió como lugar para centralizar toda la documentación que creaban los territorios de ultramar de la nación. Creado a petición del monarca Carlos III, en él se guardan archivos con 43.000 legajos, 80 millones de páginas y más de 8.000 mapas y dibujos.
Otro de los iconos de la ciudad es la Plaza de España, ubicada en el popular Parque de María Luisa. Obra del arquitecto Anibal González, recoge un conjunto de cerámicas con la representación de todas y cada una de las provincias españolas. Es habitual como escenario de producciones cinematográficas, entre ellas la célebre Star Wars de George Lucas.
Otro barrio donde perderse es Santa Cruz, quizás el más transitado de toda la capital. Se trata del barrio donde se instalaron los judíos de la ciudad al ser reconquistada a los musulmanes por Fernando III. Está lleno de rincones, fuentes, calles intrincadas y un aroma a azahar netamente sevillano.
Como monumento más moderno de la urbe destacamos una visita al conjunto Metropol Parasol, conocido popularmente como Las Setas de Sevilla. Una estructura transitable con forma de pérgola ubicada en la céntrica plaza de la Encarnación. Su mirador ofrece unas vistas inmejorables del casco antiguo de la ciudad, así como la vista de otro de los nuevos iconos de la ciudad, el rascacielos Torre Sevilla, también conocido como Torre Pelli, en referencia a su arquitecto e impulsor, el argentino César Pelli.