Durante tus vacaciones al Caribe mexicano una de las paradas imprescindibles es sin duda, la ciudad de Mérida, en el estado de Yucatán. A escasas 2 horas de distancia desde el corazón de la Riviera Maya se encuentra la también conocida como “Ciudad Blanca”, una ciudad tranquila, llena de personas amables, en un ambiente cálido.
SU ORIGEN
Es sencillamente un lugar para descansar, fundada el 6 de enero de 1542, y construida sobre la ciudad Maya de Toh, de la que se conservan restos a los alrededores de la Plaza Grande, la cual conforma el centro de la ciudad, en donde se encuentran los edificios más emblemáticos así como restaurantes con comida típica de la región, iglesias, museos, etcétera. Este es el punto principal que podrá conectarte con el resto de la ciudad para visitar sus famosos cenotes o la paradisiaca playa de Las Coloradas, conocida por su distintivo e inigualable color rosa.
RECORRIDO HISTÓRICO
Dentro de los lugares históricos principales dentro del centro se encuentra el Palacio de Gobierno el cual en un inicio fue construido con el fin de ser el hogar de los gobernadores de Yucatán, adicional al valor histórico en su construcción, en su interior se encuentran 27 pinturas acerca de la historia de Yucatán.
A pocos metros encontraremos la Casa de Francisco Montejo, fundador en 1542 de la ciudad, hoy en día convertida en museo, que nos permite apreciar la belleza arquitectónica del arte plateresco (desarrollado en España durante el primer tercio del siglo XVI) así como recuerdos de la vida diaria de personajes importantes de hace más de 400 años.
Por su parte, la Catedral de San Ildelfonso, de arquitectura renacentista, recibe su nombre por haber sido asignada al titular del Arzobispado de Toledo, siendo esta la más antigua de Centroamérica, tiene en su construcción torres de más de 40 metros, conservando su viejo reloj. Su construcción se realizó con las piedras de las pirámides de la antigua ciudad de T’hó, iniciando en 1561 y se concluyó sólo la primer etapa en 1598.
El pasaje Picheta, merece sin duda una mención especial en los lugares que se deben visitar pues en sus inicios dio refugio a cientos de presos. Su nombre rinde honor al célebre caricaturista Gabriel Vicente Gahona Pasos, mejor conocido como “Picheta”, fundador de la primera academia de enseñanza del grabado, gran impulsor de las artes en Yucatán, y quien fue además, presidente municipal de Mérida en 1880, razones por las que es considerado una de las figuras más importantes de su época.
En el año de 1639 formaba parte del ayuntamiento de Mérida y la cárcel pública, durante poco más de 134 años permaneció de esa manera. Posteriormente, pasó a ser propiedad de Rafael Albertos, en el año de 1869, mismo que modificó su exterior agregando también algunas habitaciones; algunos años después el patio central fue ocupado por el “Teatro Iris”, renombrado como “Olimpia”, y el salón “Independencia”.
EL PASEO MONTEJO
Una vez recorrido el centro histórico meridano, una caminata por el Paseo de Montejo será necesaria. Este es el punto de reunión de la mayoría de sus habitantes al ser la avenida principal.
A lo largo del Paseo Montejo existen dos casas que resaltan pues son idénticas, debido a esto se les conoce en la actualidad como Casas Gemelas, construidas a principios del siglo XX con planos traídos por los hermanos Cámara, Ernesto y Camilo, desde Francia, pues deseaban fueran con apariencias similares a las de aquel país, con balcones y ventanas decorados con finos acabados en herrería y paredes con impactantes altorrelieves.
Mérida, sin lugar a dudas, te dejará enamorado, pues su gastronomía es otro de sus aspectos destacables, con la famosa cochinita pibil, el queso relleno, mermeladas con habanero entre otras delicias, no será fácil salir de esta ciudad sin pensar en la próxima fecha de visita. No cabe duda del porqué existe un famoso dicho o frase en México que reza “Si se acaba el mundo, me voy a Mérida”.