Rodeada por los Alpes, Torino (en italiano) es un importantísimo centro cultural y económico tanto en Italia como en el resto de Europa. La capital de la región de Piamonte es cuna de marcas tan importantes como Fiat, Lavazza, Nutella o Martini, así como escenario de importantes reliquias del cristianismo como la Sábana Santa. También es sede del todopoderoso club Juventus F.C., uno de los grandes clásicos del Calcio italiano.
Turín es el otro gran foco industrial del norte de Italia junto a Milán. Pero nos atrevemos a decir, tras haber recorrido sus calles, que su belleza y monumentalidad son algo superiores. Localizada casi en su totalidad en el margen izquierdo del caudaloso río Po, y casi rodeada por los Alpes, esta ciudad está íntimamente ligada a la historia moderna de la República de Italia, siendo su primera capital administrativa.
Se trata de una boyante capital económica que goza de unas de las Universidades más antiguas de toda Europa, con más de seis siglos de antigüedad, además de un potente instituto politécnico.
Su carácter industrial es incuestionable. Es sede del grupo Fiat, propiedad de la familia local Agnelli. Es más, el acrónimo de FIAT quiere decir “fábrica italiana automóviles Turín” (por supuesto, todo en italiano). En la actualidad el grupo es propiedad de la firma americana Chrysler, también comercial Jeep, así como matriz madre de los prestigiosos Alfa Romeo, Lancia y los propios Fiat, sin olvidar a la distinguida Ferrari.
Su seña de identidad más característica es la silueta de la Mole Antonelliana. Un conjunto monumental construido entre 1863 y 1888 a cargo del arquitecto Alessandro Antonelli. Particularmente nos pareció fascinante, con una torre sacada de una ilustración de los Monty Python de más de 113 metros.
Originalmente fue diseñada como una sinagoga, símbolo de tolerancia y libertad religiosa. Su imagen aparece en los reversos de las monedas de dos céntimos italianas, así como de logo para los Juegos Olímpicos de invierno de Turín 2006. Actualmente alberga el museo nacional del cine, siendo considerado como el más importante del país en su género.
Otro de sus fuertes de Turín es su acervo religioso. Por un lado es la cuna de Juan Bosco y la Congregación Salesiana (se puede visitar su lugar de nacimiento a pocos kilómetros de la ciudad, así como su tumba y cuerpo incorrupto en la Basílica de María Auxiliadora).
Pero su fuerte es el Sudario de Turín, también conocido como la Síndone, la Sábana Santa o el Santo Sudario, ubicado en la capilla real de la catedral de San Juan Bautista. Ya sabéis, un objeto en constante debate entre científicos, teólogos, historiadores e investigadores. ¿Se trata de la tela que cubrió a Jesús de Nazaret tras su muerte en la cruz o de una reliquia fabricada por el clero en la edad media?
Siguiendo con temas religiosos, Turín es de las pocas ciudades en el mundo que alberga un monumento dedicado al diablo. Se trata del monumento al Traforo de Frejus, situado en la plaza Statuto. Se trata de un conjunto consagrado por la iglesia a Lucifer, al igual que la fuente del Ángel Caído en el Parque del Retiro en Madrid o la escultura de El Poder Brutal de Quito (Ecuador).
Respecto al fútbol, por todos es sabida la gloria continental y palmares de la Juventus F.C. o la solera del segundo club de la ciudad, el Torino F.C. De hecho si visitáis la Basílica de Superga, otro de los must de la ciudad, encontraréis una placa que recuerda la conocida Tragedia de Superga.
En 1949 el conocido como “Il Grande Torino” se estrelló en la zona y allí perdieron la vida 18 jugadores del mítico equipo turinés, volviendo de un partido homenaje en Lisboa. Una tragedia que marcó a todo un país. Italia perdía la columna vertebral de su equipo nacional para el Mundial de 1950 que se disputaba en Brasil.