La ministra de Turismo de Uruguay, Liliam Kechichian, aseguró hoy que el futbolista francés Antoine Griezmann, actual campeón del mundo con su selección, es “un gran promotor” del país austral y manifestó la intención de “conversar” con el jugador sobre la posibilidad de usar su imagen oficialmente.
La ministra también explicó a la prensa que en 2016, cuando Francia disputó la final de la Eurocopa contra Portugal, se llevó a cabo desde su cartera una campaña en el Viejo Continente que resaltaba el mate como una bebida “muy querida” por el ídolo de los “bleus”.
“Hicimos una campaña digital que tuvo más de 40 millones de visitas. Obviamente Griezmann es un gran promotor del Uruguay. Tendremos que conversar con él porque los jugadores tienen derechos de imagen, pero sería muy interesante”, matizó Kechichian durante un evento que se realizó en Montevideo en conmemoración de los 208 años de la independencia de Colombia.
Además, la ministra resaltó que el francés “le pone una pasión a lo que él cree” que son los uruguayos “que es bien interesante”.
Ante una posible visita del delantero a Uruguay, la Intendencia de Montevideo (IM) ya inició sus trámites para declararlo visitante ilustre.
Asimismo, en una carta dedicada a Griezmann, el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, expresó que sería un honor recibirlo en la Presidencia de la República.
También aprovechó para agradecerle por haber vestido una bandera uruguaya durante la conferencia de prensa que brindó en Moscú, luego de haberse coronado como el mejor jugador del partido en que el conjunto galo salió campeón del mundo al vencer a Croacia 4-2.
Un periodista uruguayo le ofreció el pabellón de su país, que de inmediato fue reclamado por Griezmann, quien se la puso sobre sus hombros para luego continuar con la conferencia sin quitársela hasta completar su estancia con los medios.
El número 7 de la selección campeona es amigo del uruguayo Diego Godín y también compañero de equipo de José María Giménez.
Sin embargo, la conexión de Griezmann con el país austral comenzó cuando jugaba en la Real Sociedad, donde debutó bajo las ordenes del entrenador charrúa Martín Lasarte.
Allí se cruzó también con Carlos Bueno, que tenía 30 años cuando el galo, de 17, comenzaba a pedir paso. Con él se aficionó al mate y se hizo hincha de Peñarol, donde había jugado el uruguayo.