Un Tribunal de Ámsterdam ha declarado oficialmente en quiebra a la filial holandesa del turoperador británico Thomas Cook a pesar de haber estado explorando esta semana opciones para continuar de forma independiente o en colaboración con otras empresa europeas.
La filial, que incluye a la marca Neckermann Reizen, había recibido el pasado miércoles un aplazamiento de pagos, el paso previo a la quiebra, y unos días de plazo para encontrar una solución, pero mientras tanto la justicia holandesa nombró un administrador concursal para la rama de la firma.
La oficina holandesa también ha solicitado ya el despido colectivo para los aproximadamente 200 empleados que tiene la empresa en Holanda.
El Fondo de Garantía de Viajes (SGR) asume la responsabilidad financiera actual de la compañía, haciéndose cargo de los viajes pendientes, compensando a los turistas y pagando los hoteles de los más de 10.000 holandeses que se encuentran viajando desde el pasado lunes, para garantizar que puedan terminar sus vacaciones en sus destinos.
La agencia TUI está supervisando a las personas que se encuentran de viaje y el SGR se encarga de recibir las reclamaciones de los 50.000 turistas con reserva, tanto para devolverles el dinero que han desembolsado como para ayudarles con nuevas reservas.
Desde que el 23 de septiembre la matriz británica se declarase en quiebra, la oficina holandesa ha estado negociando con “los colegas belgas y alemanes”, así como con otros turoperadores europeos, alternativas a la quiebra para seguir organizando las vacaciones de más de 400.000 personas cada año.
Thomas Cook no tiene avión propio en Holanda, sino que los vuelos están contratados con otras aerolíneas, lo que permitirá que continúen como de costumbre.