Un turista chino ha pagado 9.999 francos suizos (8.760 euros) por un vaso de dos decilitros de whisky en un hotel de la estación alpina helvética de St. Moritz, un puro malta de 1878 de la única botella de ese año en el mundo que no se había abierto.
La botella estaba almacenada en el Hotel Waldhaus, en el lago de St. Moritz, un balneario famoso en Suiza y conocido por su lujo.
La bebida, que figura al precio de casi 10.000 francos suizos en la carta, jamás había sido pedida por un cliente.
“El precio se fijó tan alto a propósito, porque vemos a esta botella como un objeto de colección y en realidad no queríamos que se abriera”, confesó al periódico el hotelero Sandro Bernasconi.
Pero el pasado fin de semana un grupo de turistas chinos visitó el bar dedicado al whisky del Hotel Waldhaus, que figura en el libro Guinness de los récords con sus 2.500 variedades.
Los clientes se interesaron por un Macallan, de los que el hotel posee 47 tipos, el más barato a 7 francos (6,15 euros) y el más caro a los mencionados 9.999 francos los dos decilitros.
“Le expliqué al cliente que el Macallan más caro no se podía vender” porque la botella pierde su valor una vez abierta, señaló, refiriéndose al cliente interesado, Bernasconi, quien gestiona el hotel desde hace tres años y medio.
Pero este experto chino en whisky solo quería el Macallan de 1878, que permaneció veintisiete años en un barril y que fue embotellado en 1905.
Se trataba para él de una oportunidad única de probar este “oro líquido”, según explicó al sorprendido hotelero.
Como nadie antes había pedido esa botella, el joven llamó a su padre, su antecesor en el cargo en el establecimiento, para pedirle consejo.
Éste le dijo que había esperado sin éxito durante veinte años el momento de probar ese whisky, por lo que recomendó a su hijo aprovechar esta oportunidad.
“El abrir la botella era un riesgo, los clientes no pagan por adelantado”, indicó Bernasconi, quien la abrió con un cuidado extremo y algo de nerviosismo.
Ahora que la botella de whisky está abierta, el hotel espera que otros clientes quieran probar su contenido e, incluso, el hotelero está dispuesto a discutir una rebaja en el precio.
Bernasconi estima el valor de la botella como objeto de colección en torno a los 50.000 francos (43.800 euros).
Si otros cinco clientes quisieran probar este whisky, el hotel habría recuperado el valor de la botella, que puede guardarse aún entre cinco y diez años.